La grave situación de inseguridad que vive la ciudad, atrapada por el accionar del narcotráfico, provocó que el Arzobispado local emitiese un comunicado refiriéndose al tema. La pastoral social de dicha arquidiócesis planteó una declaración titulada Una injusticia que clama al cielo, en referencia a las palabras del papa Pablo VI (junio 1963 - agosto 1978) pronunciadas el 26 de marzo de 1967 en su carta encíclica popolorum progressio.

En el punto 30, en relación a la tentación de la violencia, el ex Sumo Pontífice decía que “es cierto que hay situaciones cuya injusticia clama al cielo”. Y se extendía en su enunciado expresando que “cuando poblaciones enteras, faltas de lo necesario, viven en una tal dependencia que les impide toda iniciativa y responsabilidad, lo mismo que toda posibilidad de promoción cultural y de participación en la vida social y política, es grande la tentación de rechazar con la violencia tan grandes injurias contra la dignidad humana”.

Asimismo, el Arzobispado de Rosario, tomó las primeras palabras de Pablo VI y enunció: “Nuestra dignidad es desconocida y vulnerada”. “No solamente por la pobreza que castiga a grandes sectores sino también por la violencia que nos angustia”. “La falta de empleo, de salud, de educación, de horizontes de sentido para la vida, un sistema previsional debilitado, instituciones públicas degradadas, los atentados al medioambiente, la decadencia ética, han generado un terreno propicio para que arraiguen las adicciones y el narcotráfico”, asegura el comunicado.

“Esto es injusto. Pero la injusticia crece y más clama al cielo por la falta de respuestas de los distintos niveles del Estado representados por magistrados y funcionarios designados legalmente en democracia y cuyo poder quedar deslegitimado por un ejercicio de este que no genera las políticas públicas lúcidas, decididas y valientes necesarias y que tantas veces hemos reclamado haciéndonos eco del sufrimiento de la gente”, remarca el pedido de los religiosos.

Respecto a este flagelo que arrecia en la ciudad, la Iglesia sostuvo que es un “negocio de macabros intereses, cuyo crecimiento no podemos explicar a no ser que esté cobijado por sectores del poder”. Y agrega: “Nadie puede decir que no tiene responsabilidades ni algo que aportar a la solución, pero son las autoridades las que cuentan con mayores recursos tanto para eliminar las causas como las nefastas consecuencias de la violencia criminal”.

“Por eso en este Año Mariano Arquidiocesano pedimos a nuestra Madre del Rosario que inspire a toda la ciudadanía, pero especialmente a la dirigencia política, económica y social, para que dejando de lado intereses y mezquindades arriben a los consensos imprescindibles que deberán ser la base de esas políticas públicas lúcidas, decididas y valientes a implementar por los magistrados y funcionarios actuales, y los que en cada oportunidad sean elegidos democráticamente. Sólo así se podrá lograr la Paz tan largamente anhelada que posibilite la convivencia fraterna que nos merecemos”, finaliza la misiva.

El Arzobispado emitió un enérgico comunicado frente al avance de la violencia