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Como si del mismísimo equipo de Grissom se tratara, este equipo forense estadounidense agarra sus herramientas y se traslada al lugar del crimen cada vez que surge un caso. Pero en su caso, las víctimas no son personas, sino animales.

Al más puro estilo CSI Estados Unidos creó este grupo de trabajo que se encarga de resolver casos de maltrato animal. Concretamente en Nueva York comenzó a funcionar este primer equipo multidisciplinario especializado en veterinaria forense, dependiente de la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (ASPCA).

Cada vez que un animal llega en malas condiciones y se sospecha de abuso, este grupo entra en acción y comienza a buscar evidencias para posibles cargos criminales, ya que en EEUU la crueldad contra los animales es penada con rigurosidad.

Además, cuando no pueden encontrar evidencia física evidente, como huesos, tejidos o restos, el equipo se traslada a la escena del crimen para averiguar qué pasó exactamente con el animal.