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A 24 horas del último contacto con los prófugos del triple crimen de General Rodríguez, no hay mayores novedades respecto de su paradero, el cual hasta entrada la noche se presumía que era el corazón de la pampa gringa, a pocos kilómetros de la ciudad de Santa Fe.

Ayer a eso de las 9.30, después de intercambiar disparos con los gendarmes que descubrieron el aguantadero donde se escondieron los Lanatta y Schillaci, éstos lograron escapar en una Citröen Berlingo hacia el norte por la ruta provincial nº 6, pero en el cruce con un camino rural -cerca de San Carlos Sud-  rompió a los tiros un retén de gendarmes y siguió camino. Fue el último contacto cierto.

En medio de los pastizales santafesinos, el desconcierto reinaba entre las fuerzas de seguridad que esperaban por una pista concreta antes de que cayera la noche para poder acelerar el operativo cerrojo. “Si llueve, les perdemos el rastro”, afirmó entre dientes un efectivo de la policía santafesina al anochecer, cuando se preveía que el rastrillaje se complicaría con el pasar de las horas y la progresiva pérdida de luz.

Los operativos durante la noche no tuvieron resultados positivos por lo que se decidió reforzar los controles en el radio de búsqueda, puntualmente los vehiculares en la intersección de la ruta 6 con la 19, en el epicentro de San Agustín, San Carlos y Franck, y los de rastrillaje con perros entrenados.

Fue la justicia federal, puntualmente el juez Sergio Torres, quien libró el allanamiento de ayer, y nuevamente tendría una pista concreta para poder abrir la línea de investigación. Según afirman desde medios porteños, estaría incluyendo al líder de la barra brava de Rosario Central, Andrés Pillín Bracamonte, por una presunta vinculación con Marcelo Mallo, ex líder de Hinchadas Unidas Argentinas. No obstante, nada oficial hay al respecto.

Vale recordar que Mallo fue detenido por el delito de "tenencia ilegal de arma de guerra", durante los allanamientos realizados en Quilmes, cuando la investigación se orientaba a esclarecer los nexos que podrían haber ayudado en la fuga de General Alvear.

Incluso la vinculación del barrabrava tomaría fuerza con la sospecha de que los tres prófugos podrían mantener apoyo logístico en Santa Fe de organizaciones criminales, y Pillín tendría estrechos lazos con la banda narcocriminal Los Monos.   

Queda entre los pueblos estremecidos de ese rectángulo entre las rutas 6, 11, 19 y 64 la sensación de que algo más conmocionante pueda pasar de un momento a otro. Oscar Rodríguez, jefe comunal de Matilde -localidad de 1.000 habitantes, a 15 kilómetros de San Carlos Centro- manifestó que la sensación allí es de incertidumbre. “Los vecinos tienen miedo, a pesar de que pasaron una noche tranquila. Yo les aconsejé, y lo vuelvo a hacer para esta noche si los prófugos no son recapturados, que la gente que vive en el campo se venga a la casa de un familiar en el pueblo, para mayor seguridad”.