En el comienzo del torneo, el clima interno en Newell's volvió a enrarecerse desde la barra brava, pero los que conocen el ambiente aseguran que se trata de una cortina de humo para esconder la pelea de fondo: negocios ilegales como la venta de estupefacientes entre distintos grupos vinculados con la organización que controla sin discusión ni competencias el paraavalanchas leproso, el clan Los Monos.

Las balas, el crimen, salpican a la institución del Parque Independencia porque sus protagonistas participan de manera permanente del núcleo de la hinchada, pero no sería el liderazgo de la barra lo que está en disputa, coincidieron distintas fuentes consultadas.

Los últimos hechos parecieron embarrar la cancha y el clima del club en el comienzo de la Liga Profesional de Fútbol. Por ejemplo, la semana pasada, cuando un motociclista baleó en barrio Cura a un hombre que había salido de comer un asado en los parrilleros del Coloso del Parque y conducía su Audi por Oroño hacia el sur. Resultó herido y todavía pelea por su vida en el Hospital Clemente Álvarez, conectado a un respirador artificial. 

Y este miércoles a la noche el clima de hostilidad se hizo evidente de nuevo cuando desde un auto ejecutaron a tiros a un joven en la puerta principal del club, en el Parque Independencia. Junto a su cuerpo herido de muerte, los pistoleros dejaron un mensaje escrito destinado a otro personaje del ambiente, que intenta ejercer la jefatura del paraavalanchas leproso y se encuentra detenido actualmente, y a otros dos hombres allegados, ambos pertenecientes al círculo de mando del clan Los Monos, liderado por Ariel “Guille” Cantero, también detenido y condenado. El muchacho baleado, de 29 años, murió pasada la medianoche en el Heca. 

Fuentes consultadas al interior del ámbito leproso coincidieron en que hoy el control del núcleo de la hinchada está en poder de Los Monos, y que estos hechos de violencia armada responden a una reconfiguración interna, una pelea por sectores propios de esa banda para controlar los negocios conexos que implica detentar ese poder, entre ellos destaca la venta de estupefacientes hacia el interior de la hinchada y luego en determinadas zonas de la ciudad.

Una moto surcó veloz el bulevar Oroño en la madrugada del viernes, hasta alcanzar y aparearse al Audi que esperaba en el semáforo de la avenida Jorge Cura, frente al country del Club Provincial. Y en ese momento, uno de los ocupantes de la moto abrió fuego: 10 tiros contra el coche, cuyo conductor enseguida arrancó en su intento por escapar. De todos esos balazos, Walter Maciel (37 años) recibió dos en el vientre, antes de ponerse en fuga por algunos metros. 

El sicario escapó y ya nada se supo de él. Se descuenta que siguió a su presa desde la sede de Newell's, en el Parque Independencia, adonde había estado cenando en compañía de otros miembros de la hinchada leprosa. 

Maciel todavía se repone en el Heca, en estado crítico aunque en evolución favorable. No pudieron matarlo, pero fue evidente que el pistolero intentó ese resultado. Maciel, comentaron fuentes de la investigación, aspira a ascender en la tribuna y ocupar un puesto de relevancia en la barrabrava.

En esta coyuntura, y ante la inminencia del primer partido como local del equipo de Gabriel Heinze frente a Vélez, este viernes a las 20, la conducción del club anunció el miércoles que hoy el sector de parrilleros –lugar de encuentro y concentración de hinchas– estará cerrado. La comisión directiva apeló a una excusa menor para disponer el cierre de ese sector del club, pero la razón de fondo fue la presunción de que podría haber enfrentamientos internos.

Y así ocurrió en la noche. Hacia las 23, desde un Renault Sandero negro uno de cuatro ocupantes descendió y disparó contra un muchacho, Altamirano, en la puerta 6 de Newell's, sobre la avenida Morcillo, frente al Palomar. Le descerrajó al menos 3 balazos: en la cabeza, el pecho y una mano.

Junto a él, quedó un papel escrito destinado a un joven detenido, señalado en la interna de la barrabrava y que responde a Leandro “Pollo” Vinardi, un lugarteniente de Guille Cantero. 

Altamirano, de 29 años, murió a la 1.30 en el Heca.

La Policía encontró más tarde un Sandero negro en el barrio Carlos Casado, y se cree que fue el vehículo utilizado para consumar el asesinato de Altamirano. 

Los investigadores a las órdenes del fiscal Ademar Bianchini relacionan estos hechos con una balacera previa que hubo este miércoles frente a la comisaría 26ª, de Villa Gobernador Gálvez. Luego de los tiros contra la fachada y dos patrulleros estacionados en la puerta, tiraron un mensaje escrito a puño: “Damián Escobar, Leandro Vinardi, Daniel Gómez. Dejen de sacar chicos del club para tirar tiros en Rosario”, decía el papel.