Una joven trabajadora sexual de 25 años está internada en estado crítico en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez luego de haber sido atacada ferozmente por dos hombres. El hecho ocurrió este viernes por la madrugada en la zona de Uriburu y circunvalación. Desde el sindicato de trabajadoras sexuales de Rosario (Ammar), aseguraron que se trata de una zona de trabajo peligrosa. “Muchas compañeras que trabajan por ahí están atravesadas por las adicciones”, dijo Myriam Auyeros, secretaria general del gremio local. La mujer sostuvo que si bien estos casos no son comunes, "el no reconocimiento del trabajo sexual hace que trabajemos a la suerte de Dios”. 

La golpiza ocurrió este viernes pasada la medianoche en la zona sur de Rosario. Según el testimonio que pudo dar la joven al llegar al Heca, estaba trabajando en la zona de Avellaneda y Seguí cuando dos hombres en un auto gris se acercaron para contratar sus servicios. Los supuestos clientes la llevaron a un descampado de Circunvalación y Uriburu y ahí comenzaron a golpearla salvajemente. Después, la dejaron abandonada en el lugar y se dieron a la fuga. La trabajadora sexual está internada con respirador. 

“Me desayuné con la noticia y fui al Heca a ver qué había pasado”, explicó Myriam Auyeros a Rosarioplus.com. La dirigente gremial dijo que al menos hasta el mediodía no se había presentado ningún familiar de la joven en el hospital y que necesitaban “contactar urgentemente” a alguien, porque está en estado crítico. La foto de la víctima circuló entre distintos grupos de trabajadoras sexuales y nadie la conoce. 

“Es una zona peligrosa. Se sabe que muchas compañeras que trabajan por ahí están atravesadas por las adicciones”, apuntó Auyeros. La dirigente de Ammar contó que las problemáticas de consumo entre trabajadoras sexuales es muy común, “como en todo Rosario con los jóvenes”. 

“Siempre circuló la droga en el ambiente, pero nunca como ahora. En mi época buscábamos el mango para llevar a nuestra casa, parar la olla, comprarle ropa y comida a nuestros hijos. Ahora está muy atravesado el tema de la droga y las adicciones, sobre todo en las compañeras más jóvenes”, subrayó. Y a eso se le suma la pobreza y la marginalidad. “No hay lugares para derivar a las chicas, como pasa con los más pobres y humildes. Nosotras hacemos charlas y talleres pero no es suficiente, muchas quieren parar de consumir  no saben cómo ni a dónde ir”. 

Auyeros explicó que este tipo de hechos tan violentos no suele ser común en Rosario. Pero que, sin embargo, están expuestas siempre a que pueda suceder. “El no reconocimiento de nuestro trabajo hace que estemos a la suerte de Dios”, dijo. “Las trabajadoras sexuales no se animan a denunciar las golpizas u hostigamientos; sus familias no saben dónde están o qué hacen; dicen que pasó porque te la buscaste saliendo a la calle de noche; y sobre todo, el Estado no hace nada por nosotras. Estamos marginadas y siempre trabajando en los márgenes, en las zonas más inseguras. Lo único que nos queda es ayudarnos entre nosotras, como siempre”.