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Fuerzas de Turquía avanzaron en el noroeste de Siria este viernes en el tercer día de una ofensiva transfronteriza contra combatientes kurdo-sirios que desencadenó un nuevo desplazamiento masivo de civiles y generó críticas de la comunidad internacional.

El Ejército turco informó de la muerte de los dos primeros soldados en la operación, y autoridades dijeron que dos civiles murieron en una ciudad fronteriza turca por un cohete o disparado desde el norte de Siria, con lo que ya son nueve los civiles muertos en Turquía.

Del lado sirio, 17 civiles y 41 combatientes kurdos han muerto desde el inicio de la operación en esa zona de Siria mayoría kurda, informó la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

La operación aérea y terrestre en el noreste de Siria comenzó después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, diera luz verde a Ankara con el retiro de la región de sus tropas, que apoyaban a los kurdos con entrenamiento y armas.

Trump recibió críticas de propios y ajenos por su decisión, que además de poner en riesgo la estabilidad de la región, traiciona a los kurdo-sirios, durante años los únicos aliados de Estados Unidos en la guerra contra el grupo extremista Estado Islámico (EI).

Hasta ahora, el Ejército turco ha mostrado poco o nada de la moderación que pidió Trump a Ankara.

Cientos de residentes de las zona de combate continuaron su éxodo con sus pertenencias cargadas en autos, camionetas y motos, mientras que otros escaparon a pie cargando lo que podían, una escena familiar tras ocho años de guerra en Siria.

El organismo de la ONU para los refugiados (Acnur) dijo que decenas de miles de personas se estaban movilizando, mientras que el Observatorio los cifró hoy en 75.000.

Esta mañana, columnas de humo negro emergían de la ciudad fronteriza siria de Tal Abyad.

El ministerio de Defensa turco informó que además de un soldado muerto, tres resultaron heridos, mientras que un total de 342 "terroristas" -como se refiere Ankara a los kurdos sirios- murieron hasta ahora en la incursión militar.

Turquía considera "terroristas" a los combatientes kurdo-sirios por sus vínculos con la insurgencia kurda dentro de Turquía y argumenta que la ofensiva en necesaria para la seguridad nacional.

La comunidad internacional reaccionó con críticas a la operación militar. El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que le preocupaba que la invasión turca en Siria pudiera hacer surgir nuevamente al EI.

"En el norte de Siria hay regiones donde estaban recluidos los combatientes del EI. Hasta ahora estos campos estaban custodiados por las milicias kurdas. A medida que el Ejército turco avanza, los kurdos se retiran. Los terroristas podrían escapar", aseveró.

"Tenemos que ser conscientes de esto y movilizar los recursos de nuestra inteligencia para atajar esta nueva amenaza real", dijo Putin, citado por la agencia de noticias EFE.

Las fuerzas kurdas habían informado que tenían más de 10.000 miembros del EI detenidos en esos campos, pero esta semana se vieron obligados a abandonar algunas de esas posiciones para luchar contra la invasión turca.

Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, llamó a Ankara a ejercer la moderación aunque consideró "legítima" la preocupación de Turquía por su seguridad.

En una conferencia de presa junto al canciller turco, Mevlut Cavusoglu, el líder de la OTAN expresó también su preocupación de que la ofensiva turca ponga en riesgo los avances sobre el EI.