__tadevel:head__

Dos fiscales federales solicitaron prisión preventiva para el jefe de la banda “Los Monos”, Ariel Máximo “Guille” Cantero, en una causa por un secuestro extorsivo que planeó desde el penal de Coronda y en cuya investigación surgió que al darse cuenta de que habían capturado por error al hijo de un carnicero en lugar del narco que buscaban, se pidió “un par de kilos de asado” como rescate. Así surge del pedido presentado por el fiscal federal 3 de Rosario, Federico Reynares Solari, y su colega Santiago Marquevich, de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese), ante el juez federal Carlos Vera Barros.

En el dictamen que trascendió este jueves, ambos fiscales solicitaron el procesamiento con prisión preventiva por el delito de “secuestro extorsivo agravado por el número de intervinientes” tanto para “Guille” Cantero (29) -quien está preso por narcotráfico, asociación ilícita y otros delitos en el penal de Coronda-, como para el otro detenido que tuvo la causa, Nahuel Esteban Fernández (25), a quien también le suman los delitos de “portación y tenencia ilegal de arma de guerra”. También pidieron que, por cuestiones de seguridad, ambos sean trasladados a alguna unidad del Servicio Penitenciario Federal (SPF).

El hecho que les imputan es el secuestro de un joven cuyas iniciales son FR -su identidad se mantiene en reserva por su seguridad-, que fue cometido alrededor de las 19.30 del 9 de septiembre pasado cuando fue capturado por dos delincuentes que lo subieron a un auto mientras tomaba algo en Boulevard Seguí y Espinillo, en barrio Moderno, y lo trasladaron a un galpón.

Fuentes de la investigación revelaron que el juzgado federal ya tenía intervenido el celular que Cantero usaba en el penal y las líneas de sus cómplices o sicarios que trabajan para él fuera de la cárcel y, por ello, en esta causa quedaron registradas las conversaciones antes, durante y después del secuestro.

“De la lectura de las transcripciones telefónicas, se desprendía inequívocamente que 'Guille' Cantero orquestó, desde su lugar de detención y amén de otras actividades ilícitas, el secuestro extorsivo de FR”, afirman los fiscales en su dictamen. De las mismas escuchas surge que a Cantero lo llamaban por el sobrenombre “Tío” y que en el hecho participó Ezequiel David “Parásito” Fernández, hermano del Fernández que quedó detenido y quien aún permanece prófugo acusado de ser uno de los actuales “jefes de sicarios” de “Los Monos”.

Reynares Solari y Marquevich mencionan que en las escuchas previas a la captura de la víctima, Cantero y “Parásito” Fernández hablan del galpón donde planeaban ocultar al secuestrado como el lugar donde “si lo escondemos, lo escondemos bien”, y hablan de “los cuatro jugadores”, en clara alusión a los que iban a participar del hecho.

También quedó registrado en las escuchas que a las 19.53, es decir poco más de 20 minutos después de concretada la captura, “Parásito” se comunicó con Cantero para anunciarle que se habían equivocado de víctima al decirle: “Es otro, nada que ver este amigo”. Los secuestradores incluso le dijeron a su jefe Cantero que era parecido al de la foto que les había enviado pero que el DNI confirmaba que tenían a la persona equivocada, a lo que el el jefe de “Los Monos” les ordenó que lo lleven “igual” hasta tanto él pudiera averiguar si podían obtener algún rescate.

Los fiscales revelaron en el dictamen que la propia víctima les dijo a sus secuestradores que él “trabajaba en una metalúrgica, jugaba a la pelota y que su padre era carnicero”, ante lo cual en las escuchas quedó registrado que el propio “Guille” Cantero se le ocurrió la posibilidad de pasar por lo del padre carnicero para pedirle “un par de kilos de asado” como rescate. 

“Si bien los captores no llegaron a exigir un rescate por la liberación de FR, lo cierto es que ésa fue su primigenia intención, la cual mantuvieron hasta el final, aún luego de advertir que habían secuestrado a la persona equivocada, lo cual se cristaliza con claridad meridiana en lo manifestado por 'Guille' Cantero, quien, al menos, quería exigirle a su padre dos kilos de asado”, escribieron los fiscales.

Los representantes del Ministerio Público Fiscal (MPF) revelan que en los días previos la banda hablaba “continuamente de plata fácil”, de sacar “un par de gambas largas” y que por el verdadero objetivo del secuestro, que iba a ser un traficante de drogas rosarino, pensaban pedir de rescate “por lo menos tres palos”, es decir tres millones de pesos. En la casa de los hermanos Fernández -en José Ingenieros al 7600, del barrio Emaús- los fiscales indicaron que se encontró “un verdadero arsenal”: tres pistolas 9 milímetros, un fusil de Gendarmería Nacional Argentina, dos chalecos antibalas y una “alarmante” cantidad de municiones