El recrudecimiento de la violencia en Rosario con cinco homicidios y hechos graves en la última semana consolidó una característica geográfica del delito: la zona entre bulevares empezó a ser escenario de ajustes de cuentas, algo que jamás ocurrió.

El fiscal general de Santa Fe, Jorge Baclini, atribuyó la multiplicación de episodios a un viejo factor: peleas territoriales de bandas e internas. “Se está advirtiendo disputas entre bandas antagónicas, y hacia dentro de ellas. Hay una enorme circulación armas de fuego y de drogas”, según apuntó Baclini.

La lucha entre bandas narco parecían haber mermado tras la detención de cabecillas en los últimos años como la familia Cantero de Los Monos. Sin embargo parece ser relativo porque a partir de esas detenciones se generó una reconfiguración de delito.

La regeneración de las bandas es una característica del último tiempo, generando a la vez fuego interno y sangre.  “Si no se toca el corazón económico de la banda, se pueden volver a reciclar. Puede haber golpes fuertes pero no letales y siguen operando. La única forma de poder desarticular es romper toda la estructura económica”, explicó Baclini a LT8.

La reconfiguración también fue geográfica según Baclini. Si los indices de homicidios en el centro de la ciudad eran similares a los europeos, algo empezó a cambiar. Principalmente se rompió la barrera virtual que existía históricamente en el centro para este tipo de delitos extremos. 

“Hoy se ven homicidios relacionados a determinados delitos, como por ejemplo microtráfico de drogas o disputas de bandas drogas, antes se daban en zonas más marginales, ahora se dan en zonas más cercanas al centro de la ciudad, o directamente en el macrocentro de la ciudad o dentro de los boulevares”.

El caso más reciente es el asesinato sicario de Carlos "Patito" Señuque en Pichincha, en Brown y Riccieri. Se sospecha que está relacionados con un disputa entre las bandas de Los Monos y la liderada por Esteban Lindor Alvarado.