__tadevel:head__

Los líderes del motín en una prisión de la ciudad brasileña de Manaos, que este lunes provocó la muerte de 56 personas, serán trasladados a diversas cárceles controladas por el gobierno federal. Además, se supo que otros cuatro reclusos fueron asesinados en otro penal, la Unidad de Prisión de Puraquequará (UPP), en la zona rural de esa ciudad de la Amazonía, y además hubo rebeliones en otras dos cárceles de ese estado.

Tras reunirse con las autoridades del estado de Amazonas, el ministro de Justicia de Brasil, Alexandre de Moraes, informó este lunes por la noche que los principales responsables de la matanza en el Complejo Penitenciario Anísio Jobim serán identificados y posteriormente transferidos a otras cárceles del país.

"Será muy importante para poder aislar a esas personas que lideraron (la rebelión)", afirmó el ministro, en declaraciones a medios de comunicación locales.

Moraes recordó que el gobierno liberó recientemente más de 1.000 millones de reales (unos 304 millones de dólares) para crear nuevas plazas en el sistema de prisiones, el cual sufre con graves problemas de hacinamiento.

Luego de la masacre en Manaos, el titular de Justicia recalcó que el gobierno estudia implementar en el menor tiempo posible tres medidas "fundamentales" para contener nuevas rebeliones.

Resaltó la necesidad de instaurar un servicio de inteligencia en los presidios, sugirió un aumento de la inversión para colocar sistemas de bloqueo de teléfonos móviles en el interior de las cárceles y pidió la separación de los presos más peligrosos del resto de reos.

"El dinero liberado en Brasil permitirá la construcción de 20.000 plazas nuevas, las cuales serán destinadas a los presos más peligrosos", señaló.

La sublevación en el Compaj, la más grave de las otras tres que tuvieron lugar en Manaos, comenzó la tarde del domingo, cuando miembros de Familia do Norte (FDN), que mantienen el control sobre la prisión, inició una disputa con integrantes del Primer Comando de la Capital (PCC), que opera en Sao Paulo, pero tiene ramificaciones en todo el país.

El motín dejó un reguero de sangre en el presidio, donde decenas de personas fueron brutalmente asesinadas -con descuartizamientos y decapitaciones- y amontonadas en diversas áreas comunes del complejo.

Además, un total de 184 personas huyeron durante los motines registrados entre el domingo y el lunes, aunque las autoridades consiguieron capturar de nuevo al menos a 40 fugados, reportó la agencia DPA.
La situación de las cárceles brasileñas ha sido duramente criticada en los últimos años por organismos internacionales y de derechos humanos, los cuales han denunciado la superpoblación carcelaria del país.

La mayoría de los asesinados en el Compaj son integrantes del PCC, a quien la FND quiso mandar un "recado" sobre su poder en la región, según informó el secretario de Seguridad Pública del estado, Sergio Fontes, en una rueda de prensa.

"Sólo hubo muertes en un lado. La FDN masacró a los supuestos integrantes del PCC y algún que otro preso. No hubo contrapartida de la otra facción", precisó, citado por la agencia Efe.

Para el secretario, la "masacre" fue "un capítulo más de la guerra silenciosa" que el narcotráfico impone en Brasil y que, a su juicio, "no puede ser enfrentada tan solo por los estados".

La Secretaría de Seguridad Pública de Amazonas confirmó que se trató de la "mayor masacre del sistema de prisiones" de la región y una de las principales matanzas entre presos de la historia de Brasil, cuyas cárceles viven una situación crítica.

En la lista de tragedias carcelarias, sin embargo, sobresale la que hace 24 años tuvo lugar en una Casa de Detención de Sao Paulo, popularmente conocida como Carandiru, en la que murieron 111 reclusos, la mayoría a manos de la policía durante una invasión al presidio tras un motín.

La disputa entre ambos comandos dejó decenas de víctimas en 2016. Tan sólo en octubre ocho presos murieron en una cárcel del estado de Rondonia tras una pelea entre miembros del Comando Vermelho (CV) del que es aliado el FND y el PCC, apenas un día después de que otra reyerta entre las dos bandas dejara 10 víctimas mortales en un centro penitenciario de Roraima.

"Esas organizaciones se alimentan principalmente del narcotráfico. Sus peleas por intereses acabaron en tragedia. Infelizmente eso ya ocurre en otros estados", añadió el secretario Fontes.

Recalcó que el suceso en Manaos no es un "caso aislado" y que el problema es "mayor", "ya que se disputa dentro de los presidios y tiene una extensión de guerra que también tiene lugar fuera" de ellos.

(Fuente: Télam)