Barcelona vivió este martes una jornada de movilización masiva en el marco de un "paro de país" convocado en toda Cataluña, en rechazo a la represión policial al referéndum de secesión del domingo, con el gobierno regional determinado a mantener su rebeldía y embarcarse en la incierta aventura de romper totalmente con España. 

Las calles de Barcelona y Cataluña son el termómetro de la estrategia de confrontación que llevan adelante tanto el gobierno catalán de Carles Puigdemont, quien avanza hacia una declaración unilateral de independencia, como el Ejecutivo español de Mariano Rajoy, quien no ofrece más respuesta a esta crisis política que aplicar todo el peso de la ley. 

Si bien el movimiento independentista catalán mantiene su carácter pacífico, los "escraches" de las últimas horas de manifestantes a los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil desplegados en Cataluña -quienes estuvieron a cargo de la represión en el referéndum-, muestran que la fractura con la autoridad que representa el gobierno central de España es cada vez mayor. 

El "paro general" de este martes, que unió a los trabajadores, la patronal y las organizaciones independentistas, así como miles de catalanes que querían expresar su rechazo a la represión policial, contribuyó a mostrar un clima de rebeldía política contra la "injusticia" cometida por el Ejecutivo central. 

A pesar de que la marcha principal fue convocada para el final de la tarde, miles y miles de personas, la gran mayoría jóvenes, se concentraron desde el mediodía en la plaza Universidad y poco a poco colapsaron las calles, emprendiendo una caminata por la Gran Vía y la vía Laietana, rumbo al Parlamento catalán, con el puño en alto y al grito de "inde-inde-independencia", mostrando su respaldo a secesión unilateral. 

En el camino, sobre la vía Laiteana, ante la sede de la Policía Nacional, los manifestantes elevaron el tono recurriendo al ya famoso lema de los independentistas, "Fuera las fuerzas de ocupación". 
"Cataluña, antifascista", fue otra de la consignas que lanzó la multitud, en tono combativo, delante de los agentes de la policía nacional, que se hallaban retirados en una segunda línea, protegidos por los Mossos d 'Esquadra (policía catalana), que desde la pasada noche custodian el lugar, que estaba rodeado por una protesta.  Los manifestantes a su vez aplaudían y felicitaban a los Mossos, quienes se negaron a desalojar a los votantes para evitar el referéndum, desobedeciendo órdenes de la Justicia española. 

En el marco del paro, un total de 46 rutas fueron cortadas en toda Cataluña, alguna de ellas por tractores de agricultores, mientras en la ciudad de Barcelona los comercios en su mayoría se encontraban cerrados, algunos con mensajes reivindicativos como "Tancat per dignitat" (Cerrado por dignidad).  Ante esta medida de presión, el vocero del PP en el Congreso, Rafael Henando, aseguró que la huelga en Cataluña "no es laboral sino política, de corte nazi". 

Tras el referéndum que resultó favorable a la secesión, Puigdemont dijo que trasladaría el resultado al Parlamento catalán, que según la ley de la consulta elaborada por los propios independentistas, debe declarar la independencia en un plazo de 48 horas. En este escenario, el líder secesionista reclamó una "mediación internacional" para este conflicto, que se convirtió en la mayor amenaza a la estabilidad política de España en los últimos 40 años de democracia.

(Télam)