Hace unas semanas el intento de construcción de la alianza opositora santafesina entró en un impasse producto del fuerte choque entre una pata del radicalismo y el socialismo. Se cruzaron, se ofendieron, patalearon, y todo quedó tenso. Este jueves los cruces impactaron de lleno en la UCR que dejó marcadas las diferencias internas durante la Asamblea Legislativa en la que se seleccionaron jueces y fiscales, y que,  justamente, fue por lo que habían discutido. La pelea parece que mantendrá esa distancia por varios meses.

El socialismo fortaleció el vínculo con el radicalismo liderado por Julián Galdeano, mentor de Carolina Losada, luego de que el sector radical que encabeza Maximiliano Pullaro lo acusara de haber hecho un "contubernio" con el oficialismo en los concursos por los cargos en el Poder Judicial. Esa sintonía entre ambos espacios se vio en el recinto y marcó una raya. 

“Es un papelón lo que estamos haciendo, por eso hay muchos que no levantan la cabeza durante el debate”, disparó el diputado del radicalismo NEO, Juan Cruz Cándido, ladero del exministro de Seguridad. El dardo fue directo al socialismo, desde donde acusaron al radicalismo de "vivir sobreactuando de cara a las elecciones 2023”. Eso va en línea con lo que plantea Galdeano desde hace tiempo: el radicalismo de NEO está apurado por armar el frente de frentes y arrastra al resto que todavía no quiere firmar.

"No podemos seguir interrumpiendo el funcionamiento del Poder Judicial ", pidió en el recinto Galdeano que, como el socialismo, avaló la mayoría de los pliegos a diferencia del pullarismo. Hay un momento de reacomodamiento interno en la UCR. Se dobla pero no se rompe podría decirse y utilizar una vez más la frase. Mientras el NEO pretende liderar, de hecho, el presidente del Comité provincial es Felipe Michlig, la otra pata muestra los pergaminos de haber ganado las elecciones intermedias y no quiere que nadie atropelle a nadie. 

Todo esto se da con la búsqueda de un frente no peronista para competir en 2023. ¿Es un camino sin retorno o tensiones propias de dos bloques de peso que, obligadamente, deberán confluir? "Nada que no se pueda superar", explicaron a este medio desde un ala radical. Claramente nada se romperá, pero la cuestión será ver cómo achican diferencias para el nuevo mapa para 2023. Mientras tanto, se prevé un tironeo y afloje permanente hasta abril del año que viene cuando se deban armar las alianzas electorales.