Tras la matanza de Orlando, las primeras informaciones de las fuerzas policiales de Estados Unidos señalaban que el tirador, Omar Mateen, tenía motivos religiosos al ejecutar a más de 50 personas en una discoteca gay. Pero la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dijo que el episodio está directamente relacionada con el fácil acceso a las armas, incluso para personas con antecedentes de enfermedades mentales o de violencia doméstica.

"Los asesinos, que en muchos casos están claramente perturbados, tienen diferentes orígenes. No hay ninguna raza o religión que domine este tipo de actos, el problema son las armas", declaró el portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Rupert Colville.

Con ese comentario, el portavoz rechazó lo que desde algunos sectores políticos en Estados Unidos se intenta hacer entre terroristas y musulmanes. Esta teoría se reforzó luego de que ISIS se atribuyera la autoría del tiroteo.

"Es muy difícil encontrar una justificación para la facilidad con la que se pueden comprar armas de fuego sin considerar los antecedentes criminales o de violencia doméstica, la relación con las drogas, el contacto con grupos extremistas o la existencia de problemas mentales", dijo el alto comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra'ad Al Hussein.

"¿Cómo es posible que cualquiera pueda obtener un rifle de asalto o cualquier otra arma diseñada para matar a grandes cantidades de personas", agregó. Luego cuestionó duramente la propaganda "irresponsable" en favor de las armas y según la cual éstas permiten que una sociedad sea más segura.