Masivamente miles de argentinos y argentinas salieron ayer a la calles a defender la única política pública que logramos sostener como sociedad por más de 40 años: El nunca más a una dictadura militar. Cómo es entonces posible que ese pueblo haya votado a un gobierno de
derecha que reivindica la dictadura militar que empezó en 1976. 

Es simple, no lo hizo. No votó a Javier Milei porque añora la dictadura de Jorge Rafael Videla, sino que lo votó por la falta de respuestas de la política en todos estos años de democracia. Como hace 48 años acompañó el golpe militar, cansada de las bombas y los muertos que se contaban todos los días; pero sin saber que iban a existir campos clandestinos de exterminio, vuelos de la muerte y 30 mil desaparecidos. Y en un contexto en el que la democracia tenía un escaso valor para los argentinos, porque prácticamente era desconocida.

El intento berreta del gobierno de dar la batalla por el sentido contra el proceso de Memoria, Verdad y Justicia; con un video en el que el principal narrador es el Tata Yofre -un hombre que ni siquiera en el menemismo tuvo algo de prestigio y respeto- habla a las claras de la intrascendencia de un debate que ya saldaron los argentinos. 

X de Casa Rosada

Sí hay algo interesante para marcar en la jornada amarga para el gobierno con las calles llenas de repudios y reivindicaciones: Victoria Villarruel difundió su propio video, en el mismo sentido que el de la presidencia, pero otro. La vicepresidenta no deja ningún espacio para la duda a la hora de marcar su propio perfil y ambiciones.

La decisión de hacer eje en las muertes causadas por el accionar guerrillero no es nueva. Siempre se quiso usar para sostener la teoría de los dos demonios que con los años cayó por su propio peso. Por más dolorosas que sean esas pérdidas no constituyen delitos de lesa
humanidad o violaciones a los derechos humanos ya que es sólo el Estado el que puede cometer ese tipo de delitos. La violencia armada cristalizada en las “formaciones especiales” como las denominaba Juan Domingo Perón, quizás adeuden una autocrítica pero esa no es la excusa para justificar un genocidio.

Cuando el Museo de la Memoria se creó en Rosario en 1998, el general Eduardo Rodolfo Cabanillas, que estaba al frente del II Cuerpo de Ejército con asiento en la ciudad, le dijo al entonces intendente Hermes Binner las mismas palabras que usan ahora Milei y Villarruel.
“Que sea un museo para los dos lados, eh”. O la “memoria completa” como ahora pretenden. Binner y la ciudad hicieron oídos sordos a esa advertencia por más que viniera de parte de un general de división que fue acusado por el escritor Juan Gelman por la desaparición de su
nieta o nieto. Y más allá también de ser hijo de otro general que participó en el robo del cadáver embalsamado de Eva Duarte de Perón.

La memoria es una sola

La gran mayoría de los argentinos no tiene preocupación por esta agenda porque reclama cosas más concretas como la baja de la inflación y la mejora de sueldos y jubilaciones. Es cierto que el programa económico se parece al de José Alfredo Martínez de Hoz, pero también al del menemismo, la Alianza y Mauricio Macri. El kirchnerismo fue una anomalía argentina porque rompió con ese ciclo, por eso fue tan perseguido y desprestigiado. Acarreó también sus propios errores después de un largo ciclo, como siempre pasa.

En Santa Fe, por más que el gobernador Maximiliano Pullaro y el intendente Pablo Javkin le den la mano al inefable ministro de Defensa Luis Petri que se saca fotos con Cecilia Pando y otras mujeres que reivindican el accionar de la última dictadura; los actos oficiales por el Día de la Memoria se cumplieron como todos los años. La plantación de árboles para recordar a las víctimas del terrorismo de Estado en el Bosque de la Memoria en el parque Scalabrini Ortiz de
Rosario donde estuvo el intendente y el acto central en el Ex Centro Clandestino de Detención, Ex Comisaría 4ª de la ciudad de Santa Fe, donde habló el gobernador.

Pullaro apuntó que “ese pasado todavía nos duele y sus consecuencias nos marcaron en todos los órdenes de la sociedad. En el económico, sumiendo al país en una deuda descomunal, en el desmantelamiento del aparato productivo; en el institucional, desguazando las instituciones
republicanas y sus capacidades materiales. 

En el social fragmentando, empobreciendo y rompiendo los lazos sociales construidos hasta ese momento”. Y advirtió que para decir definitivamente Nunca Más, hay que asegurar el derecho a la democracia para siempre. “Eso implica no caer en negacionismos ni en relativismos sobre el pasado y ser efectivos y
eficientes para resolver los problemas del presente”.

Javkin recordó que si algo quedó claro en la lucha por la memoria, verdad y justicia en este país, “fueron los medios con los que esa lucha se dio. Nunca hubo venganza. Hubo justicia, hubo juicios, hubo distintas etapas, etapas de impunidad, de retroceso, pero siempre en
la línea de justicia, de la ley”. 

Los dos conocieron a Raúl Alfonsín siendo unos chicos militantes de la Unión Cívica Radical. Es más, Pullaro recuerda que Javkin fue su profesor en formación política cuando la UCR quería en serio tener cuadros formados para el futuro. Independientemente de las opiniones sobre sus gestiones actuales, las diferencias con el gobierno nacional en materia de Derechos Humanos están a la vista.