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Esta semana se presenta como bisagra en la política local, atravesada por la definición en el Concejo municipal del pedido de endeudamiento que pone al oficialismo en una situación de éxito para la gestión Fein o de una dura y doble derrota. Cualquiera de los dos resultados tendrá injerencia en las elecciones de octubre que de a poco comienzan a tomar color. La sesión se adelantó para el martes por el feriado del 25 de mayo.

Como toda contienda de envergadura, en la última semana se van acomodando los engranajes y se definen posicionamientos. Actualmente está en la etapa en que la negociación se encasilla en un bloque determinado, en este caso el del Pro, algo de lo que reniega al fundamentar que quieren ponerlos como “garantes”. Hasta ahora se opone a darle los votos al Frente Progresista, pero si cede, le allanaría el camino a los 146 millones de dólares frescos para obras.

El oficialismo se plantea convencer al bloque íntegro de cinco concejales, aunque en caso de no tener suerte, buscaría sacarle jugo a las diferencias internas que tiene el Pro desde la primera votación en diciembre, que le dio un revés a la intendencia. Desde el espacio macrista aclararon que no existen tales discrepancias. A Carlos Cossia se lo escuchó preguntar a su entorno con total naturalidad, si el Pro ya había arreglado las diferencias. “Todavía no”, le respondieron.

Comisión y recinto

Este lunes será clave para la negociación con los bloques pero vale aclarar que el fin de semana se mantuvieron las tratativas. El primer desafío para el oficialismo es sacar despacho de la comisión de Gobierno donde tiene mayoría la oposición, y sobre todo el Pro, que aporta sus dos concejales con una postura más dura contra el endeudamiento.    

En caso de obtener el aval macrista en la comisión de Gobierno, la discusión pasará al recinto. Más allá de la intención de convencer a los cinco concejales del Pro para alcanzar la aprobación, el Frente Progresista dispone de 13 votos asegurados entre sus nueve aliados, los tres de Ciudad Futura, y el de Carlos Cossia.

Si el Pro cede, Fernanda Gigliani podría ser el voto 19, el número que le da la mayoría especial a la autorización. Desde noviembre ha mantenido su postura de acompañar pero con alguna que otra condición. Desde entonces se ha mantenido en un segundo plano, aunque es clave su decisión. El famoso “voto tapado” podría ser el de ella.

“Fein tomó nota cuando le planteamos que nos oponíamos pedir un crédito para licuar deuda vieja con deuda nueva, y lo cambió”, resaltó a Rosarioplus.com la concejala de Iniciativa Popular. Sin embargo, prefiere que sean un total de 100 millones los que se tomen de deuda, y que la totalidad sea para obras y no una parte para capitalizar el Banco Municipal.

La concejala entiende que lo importante del proyecto es que se contempla al sur y sudoeste, principalmente se refiere a la reconversión del Mangrullo y Saladillo. “No podemos ser necios y decir las obras como la que se proyectan para el sur, se pueden hacer con fondos corrientes”, dijo.

El “supermartes” arrancará con el tratamiento del expediente en la comisión de Gobierno que demostrará gran parte de la definición, dado que el Pro tiene mayoría allí. Sus dos representantes, Carlos Cardozo y Gabriel Chumpitaz, son quienes más se oponen al endeudamiento. Por lo que, si votan a favor de darle despacho, el camino a la felicidad de la intendenta Mónica Fein estaría asegurado.  

Gigliani definió las posturas que por estos días hay en el Concejo como “sobreactuadas y de especulación” de todos los lados. Lo cierto es que será un supermartes cargado de idas y vueltas, negociaciones hasta último momento, y sobre todo largo.