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La foto parece de otra época, de décadas pasadas. Pero es de ahora, de junio de 2019. Y es propia de Santa Fe, una provincia de vanguardia en cuanto a su vida institucional y democrática. En la imagen, anacrónica para los tiempos que corren, hay muchos hombres y hay caudillos eternizados en el poder. Hay tan solo una mujer. Y hay un recinto divido por las dos estructuras partidarias que marcaron la política argentina del siglo XX: el peronismo y el radicalismo. 

La foto, desapercibida para muchos tras la contienda electoral, es la que entregará el "nuevo" Senado de Santa Fe hasta el 2023. Aunque de nuevo, como quedará reflejado en este informe, tiene poco y nada. Dieciséis de los diecinueve dirigentes renovaron sus mandatos. Hubo cambios en solo tres departamentos: Rosario, donde Marcelo Lewandowski (PJ) venció a la socialista Mónica Fein; La Capital, donde el concejal santafesino Marcos Castelló (también PJ) superó en cantidad de votos el ex vicegobernador Jorge Henn; y San Jerónimo, donde Leonardo Diana (Frente Progresista) logró quedarse con la banca del peronista Danilo Capitani.

El resto de los departamentos será representado por los mismos senadores, de los cuales la mayoría van por su tercero o cuarto mandato. Hay dos dirigentes que están sentados desde hace más de 25 años. Uno desde 1999 y otro desde el 2002.  

El detalle: género, edades y permanencias

Por género, el Senado tiene 18 hombres y una sola mujer, Cristina Berra, del departamento San Martín, quien fue reelecta para un cuarto mandato. Es senadora por el peronismo desde el 2007. En términos porcentuales, la representación femenina es del 5,2%, muy por debajo de lo que pasa, por ejemplo, en Diputados, con un promedio del 35% en los últimos años. 

Fue este recinto, justamente, el que frenó el proyecto de ley de paridad de género. El expediente pasó en mayo de 2018 la cámara de Diputados y quedó estancado en el Senado, donde nunca llegó a discutirse sobre tablas. De haberse aprobado, la participación femenina hubiera subido al 50% en estas últimas elecciones. 

En cuanto a las edades, solo seis senadores son sub 50, de los cuales dos acaban de ser electos (Castelló y Diana): Rubén Pirola (Departamento Las Colonias) 48 años; Germán Giacomino (Constitución) 47; Lisandro Enrico (General López) 44; y Rodrigo Borla (San Justo) 47 completan esta lista.

Hay cinco que transitan por la sexta década: Lewandowaki (53); Guillermo Cornaglia (Belgrano) 54; Alcides Calvo (Castellanos) 57; Felipe Michlig (San Cristóbal) 56 y Hugo Rasetto (Iriondo). Cinco están entre los 60 y 70 años: Eduardo Rosconi (Caseros) 67; José Baucero (San Javier) 64 años; Armando Traferri (San Lorenzo) 64; Orfilio Marcón (General Obligado) 60 y Joaquín Gramajo (9 de Julio) 66. Los más viejos son Berra (71); Osvaldo Sosa (Vera) 72; y Ricardo Kaufmann (Garay) 76.

El elevado promedio de edad va en sintonía con el elevado promedio de pertenencia. De los 16 senadores que renovaron sus mandatos, hay dos que en 2023 superarán los 20 años en el recinto. Se trata de Alcides Calvo (PJ), quien en 2002 remplazó al hoy gobernador Omar Perotti (dejó su banca para asumir en el BID) y a partir de allí fue siempre reelecto (2003, 2007, 2011, 2015 y 2019). El otro senador "eterno" es Felipe Michlig (UCR): va por su sexto mandato. Es legislador desde 1999 cuando finalizó un gestión de 14 años como jefe comunal de la localidad de Ambrosetti (1985-1999).

Cinco senadores están en sus bancas desde el 2007. Ellos son Rosconi (PJ) Kaufmann (PJ), Baucero (PJ), Berra (PJ) y Borla (UCR). Siete ingresaron en 2011: Pirola (PJ), Giacomino; Enrico, Marcón, Gramajo, y Rasetto (los cinco de la UCR). Solo dos dirigentes van por sus segundos mandatos: Cornaglia y Sosa, ambos peronistas. El segundo reemplazó en 2016 al fallecido Hugo Pucheta, quien era senador desde el 2007.  

Proyectos trabados

Otra situación anacrónica es la de los colores políticos. El Senado de Santa Fe es bipartidista. Tiene 11 senadores peronistas y ocho radicales, de los cuales siete están, por el momento, encolumnados en el Frente Progresista (hoy Consenso Federal) y uno --Rasetto--, a Cambiemos. La pertenencia partidaria, sin embargo, tiene poca injerencia a la hora de levantar las manos. Muchas iniciativas avaladas por la Casa Gris y aprobadas en Diputados quedaron estancadas en este recinto. La ley de paridad de género, como ya fue dicho, es un ejemplo.

En 2018 quedaron otros tres proyectos relevantes cajoneados: la ley de Educación provincial, la Educación Sexual Integral (ESI) y el aumento de impuestos a las cerealeras exportadoras. En los tres casos, los senadores pidieron "tiempo" y "consensos" para discutir los borradores. pero los meses pasaron y los expedientes jamás se trataron sobre tablas. 

En junio, Diputados le dio media sanción a un proyecto que buscaba garantizar a niñas, niños y adolescentes el derecho a la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas públicas y privadas en todos los niveles. El Senado le puso un freno de mano. El lobby de grupos antiderechos, evangélicos y católicos surgió efecto. 

Lo mismo ocurrió con la ley madre, la de Educación provincial. En septiembre, Diputados le dio luz verde a una enseñanza "obligatoria, pública, gratuita, laica e inclusiva" desde los tres años y hasta culminar el secundario. El argumento entre los senadores para no discutir la medida fue que no era "lo consensuado entre el gobierno y el ministerio de Educación". 

El proyecto que todavía sigue con estado parlamentario es el que busca que las firmas agroexportadoras y los bancos paguen más impuestos. En la actualidad, las cerealeras afincadas en suelo santafesino pagan solo el 0,25% de sus facturaciones en materia de Ingresos Brutos. El año pasado, un grupo de diputados presentó un proyecto para subir este porcentaje al 1%. El bosquejo logró media sanción en octubre y se trabó en el Senado. 

Por identidad partidaria, el proyecto debería haber sido ratificado por unanimidad dado que el peronismo y el Frente Progresista lo avalaron en el otro recinto legislativo. Pero no fue así. Ocurrió lo mismo que con los otras propuestas: lobby, silencios y cajón.