El Gobierno del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, logró este sábado su objetivo de devolver a prisión a Jorge Glas, exvicepresidente de Rafael Correa, pero a costa de romper relaciones diplomáticas con México y Nicaragua y recibir una condena de la comunidad internacional casi unánime por haber invadido la Embajada mexicana para detenerlo, cuando el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya le había otorgado el asilo político.

Tras haber pasado toda la madrugada en la Unidad de Flagrancia de Quito, Glas fue trasladado este sábado en avión a la cárcel de máxima seguridad de La Roca, situada en el complejo carcelario de la ciudad de Guayaquil y reservada para los presos más peligrosos.

Sobre el exvicepresidente pesaba una orden de detención y de ingreso en prisión preventiva por el caso de la reconstrucción de la provincia costera de Manabí, la más afectada por el fuerte terremoto de 2016, donde está imputado por presunto peculado (malversación de fondos públicos).

También debía volver a prisión para terminar de cumplir una pena de ocho años de cárcel por dos condenas por cohecho y asociación ilícita tras no recibir el beneficio penitenciario de la prelibertad, luego de haber aglutinado las dos sentencias y haber cumplido cerca de cinco años de cárcel, entre 2017 y 2022.

Desde mitad de diciembre de 2023 se había alojado en la Embajada de México en Quito para pedir asilo político al declararse como perseguido político y víctima de 'lawfare' (utilización del aparato judicial contra adversarios políticos), lo que le fue concedido el viernes.

El asilo a Glas fue otorgado por México en el momento de mayor tensión en las relaciones con Ecuador, después de que el Gobierno de Noboa expulsara a la embajadora, Raquel Serur, como respuesta a unas declaraciones del presidente López Obrador que relacionaba el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio con el triunfo electoral de Noboa frente a la candidata correísta Luisa González.

Ingreso a la fuerza a embajada

A las pocas horas la Policía Nacional de Ecuador irrumpió en la Embajada de México para detener a Glas, en un acto que el Gobierno mexicano calificó como una violación a su soberanía y al derecho internacional, por lo que rompió las relaciones diplomáticas con el país andino.

A finales de febrero la Cancillería ecuatoriana había pedido permiso a la embajadora de México para ingresar a la sede diplomática a detener a Glas, pero no obtuvo respuesta positiva.

Tanto el expresidente Rafael Correa (2007-2017) como su partido Revolución Ciudadana han denunciado que Glas fue presuntamente golpeado durante las horas que pasó detenido y responsabilizaron al Gobierno del presidente Daniel Noboa de cualquier afectación a la salud física y psicológica de Glas.

"El daño para la reputación del país es inmenso, creo que irreparable en el corto plazo", señaló en una entrevista por videoconferencia con EFE, donde señaló que es "técnicamente un secuestro en territorio extranjero" de una persona a la que se le había concedido asilo político.

(EFE)