Este jueves se cumplen dos años del asesinato del ex concejal Eduardo Trasante, quien fue ultimado a tiros en su casa de San Nicolás al 3600, en la zona suroeste de la ciudad. Por su caso hay cuatro imputados que enfrentarán un juicio a principios del 2023. Asimismo, un quinto involucrado fue condenado, pero solo por haber participado en la compra del Peugeot 308 que luego se usó para el homicidio.

Desde el Ministerio Público de la Acusación (MPA) se sostiene que parte de ellos tendrían vinculación con la renombrada banda de Los Monos. En tanto, por el momento, no se logró atribuirles a ninguno de ellos la autoría material del crimen. Se espera que los fiscales a cargo del caso eleven la acusación tras el paso de la feria judicial con el fin de dar paso a la audiencia preliminar, paso necesario en la previa del debate oral y público.

Pedro Salinas, referente de Ciudad Futura, espacio donde militaba Trasante, recordó al ex edil y pastor evangélico que ganó notoriedad, previo a sumarse a las arenas políticas, por el asesinato en manos narco de su hijo Jeremías en 2012 y luego en 2014 de Jairo, de 17 años, su otro hijo al que dispararon desde un Renault Sandero mientras se trasladaba en una motocicleta junto con un amigo.

“Hoy a dos años no tenemos ni siquiera un principio de respuesta a la anhelada e insistente pregunta que nosotros nos hacemos que es ¿quién mató a Trasante? Lo que hoy tenemos son cuatro imputados por haber prestado algún grado de participación en el crimen, pero no tenemos el extremo de los autores materiales, ni mucho menos, que para nosotros es muy importante, quién fue el autor ideológico”, compendió Salinas, en contacto con Ariel Bulsicco en Sí 98.9.

En cuanto al análisis que hacen desde Ciudad Futura, Salinas indicó que desde el primer momento “no tuvieron empacho en salir a decir que este asesinato es claramente un crimen mafioso”, entendiendo la historia que representaba Trasante con su lucha social. “Eduardo fue un líder importante para la ciudad de Rosario consumado con la lucha contra el narcotráfico, por lo cual se hace evidente que su asesinato es parte de un mensaje mafioso que tenía por cometido comprometer algunos resortes democráticos. De allí es que nosotros decimos que se impone mafia o democracia”, sintetizó.

En ese sentido argumentó que en el fatal momento que Rosario vive se corrió el eje de la discusión en cuanto al arraigo territorial y quiénes ejercen el poder sobre ellos, en muchos casos corriendo al Estado, incluso cumpliendo con su rol. Tal es el caso del Viejo Cantero, que en su zona distribuía bolsones de mercadería con logos del Municipio y regulaba el delito, función que debería estar en manos de las fuerzas de seguridad.

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