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El secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, se despidió este viernes del personal de Naciones Unidas en un acto simbólico en el vestíbulo del edificio de la sede del Organismo en Nueva York tras 10 años en el cargo, que desde el domingo 1 de enero será ocupado por el portugués António Guterres.

Ban, cuyo mandato concluirá este sábado, pronunció unas palabras de despedida para el personal de la ONU y poco después del mediodía abandonó la sede del organismo multilateral.

"No tengo mucho que decir. Solamente dos palabras: gracias, gracias. Gracias por el compromiso, por el liderazgo por la humanidad. Han trabajado hasta el último día y esa ha sido mi inspiración", dijo Ban, según reprodujo Radio ONU.

Su agenda para mañana, su último día en funciones al frente de la organización de 193 Estados miembros, incluye la participación como invitado especial de la celebración de año nuevo en Times Square en Nueva York.

Ban presionará el botón de cristal de Waterford en el escenario principal para la cuenta regresiva de 60 segundos al 2017, ocasión en la que hará un llamado a los ciudadanos del mundo para apoyar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Después de una década en el cargo, Ban deja importantes logros en la lucha contra el cambio climático, la prevención y solución de conflictos armados, la defensa de los derechos humanos y el impulso al desarrollo sostenible.

Sin embargo, abandonará el puesto con grandes tareas pendientes para la comunidad internacional, como el fin del colonialismo, la paz en escenarios de crisis, entre ellos Siria, Irak, Afganistán, Yemen, Sudán del Sur y Palestina, la eliminación de la pobreza, la reducción de las desigualdades y el pleno respeto a la Carta de la ONU.

Su gestión se vio en momentos afectada por presiones de potencias que, con su poderío financiero y militar, intentaron imponer una agenda global subordinada a sus intereses.

Luego de saludar a decenas de empleados y funcionarios de la ONU, Ban realizó breves declaraciones a la prensa que siguió su salida del Organismo.

Ban, a quien los partidos políticos conservadores surcoreanos han tentado a que se postule a presidente de Corea del Sur para buscar una salida a la crisis política que afecta al país asiático por un caso de corrupción y abuso de poder que podría precipitar la destitución de la mandataria Geun-hye Park, afirmó hoy que "si el pueblo se lo pide" se postularía al cargo.

No obstante, Ban fue recientemente acusado de corrupción, según una investigación publicada por el semanario surcoreano Sisa, que denunció este mes que habría recibido 230.000 dólares en 2005 cuando era canciller de Corea del Sur por parte del grupo Taekwang.

Si la Corte surcoreana valida en los próximos días la destitución de la presidenta Park, se realizarán elecciones anticipadas 60 días después de la decisión de la Justicia.

Entretanto, el nuevo secretario general de la ONU -el noveno de la historia de Naciones Unidas-, el ex primer ministro de Portugal, António Guterres, asumirá el domingo tras un proceso de selección que logró consensos pero dejó pendientes las demandas de que fuera una mujer quien encabece el organismo.

La llegada del Guterres, que también estuvo al frente de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), a la ONU fue producto del consenso de los quince países que integran el Consejo de Seguridad del organismo, luego de un arduo proceso de selección que se extendió a lo largo de más de tres meses.

Durante las seis rondas de votación siempre se colocó como el candidato favorito de un pelotón de 13 aspirantes, entre la que estaba la canciller argentina Susana Malcorra.

A poco de asumir, Guterres sostuvo que solucionar el conflicto sirio será su "prioridad" durante su mandato y calificó a la guerra civil en el país árabe de "un cáncer a escala global".

"Hay una consciencia creciente de que esto se transformó en un cáncer a escala global", afirmó Guterres en una entrevista a la cadena de televisión SIC difundida a medianoche.

Según Guterres, esto es así no solo por el sufrimiento del pueblo sirio, que calificó de "horrendo", sino también por el impacto tan negativo que tiene para la estabilidad regional con las reacciones "violentas" y "de agresividad" que desencadena, reportó la agencia de noticias EFE.

Estamos ante "una amenaza global", añadió, antes de asegurar que comprende el sentimiento de enfado del pueblo sirio y se pone en su lugar al admitir que si él fuese sirio "estaría enojado" con aquellos actores que, dentro de Naciones Unidas y de la comunidad internacional, no fueron capaces de encontrar una solución que evitase la tragedia de Alepo.