A sólo un mes para el inicio de los Juegos Olímpicos, la situación que atraviesa Río de Janeiro, la ciudad carioca que será sede del evento, es más que crítica: caos en las calles, problemas con el Zika y el Dengue (varios atletas no irán por ese motivo) y, para colmo, la policía no da tranquilidad a los turistas.

"Bienvenidos al infierno", exhibió la policía en un cartel puesto en el aeropuerto internacional, ya que, si bien consideran una exageración lo de 'infierno', la policía civil de la ciudad vive un duro momento, ya que no cobra su sueldo desde mayo.

A su vez, otro de los grandes problemas que tiene la organización de los Juegos Olímpicos tiene que ver con el virus del dengue y el zika y, por eso, durante el evento, en Río se repartirán miles de repelentes para poder batallar contra el mismo.

Diferentes deportistas como Pau Gasol (España, básquet), Serena Williams (Estados Unidos, tenis) y otros manifestaron su preocupación y pusieron en riesgo su participación en los Juegos por este tema.

Para colmo, el clima político no ayuda demasiado: con Dilma Rousseff desplazada de su cargo, el ambiente es tenso y las calles están repletas de manifestaciones. Sin embargo, a pesar de ser investigada, Dilma fue invitada por el Comité Olímpico a la ceremonia de apertura.

Tales dificultades no sorprenden por estas pampas. Este martes el titular del Comité Olímpico Argentino, Gerardo Whertein, blanqueó la posibilidad de que Argentina, en su deporte más popular, el fútbol, no esté presente en Río 2016.