Además de todas las derrotas posibles, el resultado electoral dejó al peronismo de Rosario ante una necesidad de reconstruirse rápidamente para poder ser oposición a Pablo Javkin. La primera impresión fue el lanzamiento de Juan Monteverde con intenciones de posicionarse como líder de esta fuerza para los próximos cuatro años, pero parece imposible que las agrupaciones peronistas que no integraron la alianza de “Rosario sin Miedo” acepten esa conducción especialmente por la derrota y por el destrato del último tramo de la campaña. Este acuerdo terminó detonando a todo el peronismo de la ciudad, y el quiebre es tal que el cuestionamiento llega hasta el Movimiento Evita por jugar su estrategia en solitario priorizando dos intendencias y una concejalía por encima de la Cámara de Diputados, Senadores y la gobernación. 

Los búnkeres electorales del domingo de las elecciones ya se formaron por separado, dejando a la vista las diferencias marcadas durante la campaña y acentuadas en sus últimos días con declaraciones y cruces en off. En particular, se dejó trascender una gran molestia por la utilización de la militancia, los fondos y todo el aparato del PJ sin apoyo a los otros candidatos del frente de parte de Monteverde, que incluso negó públicamente al peronismo.

Además de las declaraciones públicas, en los pasillos luego de las elecciones se señaló un destrato a compañeros del frente durante la campaña, aludiendo desde Ciudad Futura a cuestiones de agenda para evitar acciones coordinadas con los candidatos provenientes del PJ para ciudad y provincia, ni siquiera para el acto de cierre de campaña, y tampoco para publicitar en afiches que uniera toda la oferta electoral del frente Juntos Avancemos (y claramente diferente a lo hecho por Pablo Javkin y Unidos para Cambiar Santa Fe). Ante la reiterada negativa, un representante importante del peronismo rosarino no duda en calificar de mezquindad y egoísmo la actitud de Juan Monteverde para evitar la construcción, priorizando la jugada individual a corto plazo. 

Otro cuestionamiento desde el análisis electoral que hacen en las oficinas del peronismo rosarino radica en que los votos de Monteverde no le pertenecen a él ni a su partido sino que fueron en rechazo a Javkin y provenientes de votantes  históricos del PJ, de la encabezada por Caruana y también de la de Cozzoni, reduciendo los votos propios de Ciudad Futura a los de Caren Tepp que terminó en tercer lugar. Confirmando este planteo, si se comparan los resultados de Monteverde a intendente de 2019 con los de concejales de 2021 y 2023, en efecto, se comprueba que el techo de este partido ronda los 75 mil votos; incluso en cuatro años bajó de 78906 votos que tuvo en 2019 a 74438 votos que cosechó la lista encabezada por Tepp. 

A esto se suma que ya se está recordando por lo bajo las ocasiones en que los concejales de Ciudad Futura han sabido acordar con el actual y futuro oficialismo (como el mismo candidato a intendente derrotado mostró en el debate con su foto con Pablo), lo cual pone en duda el rol de líder opositor que quiere ocupar de camino al futuro, valga la redundancia. Y, en caso de suceder, el propio Monteverde ya ha expresado que sería sin el peronismo o solo con los integrantes del movimiento nacional que le son afín y de utilidad. 

Si hay dos plenarios, no hay plenario 

Por definición un plenario implica que sea total o completo. El pasado sábado se realizaron dos plenarios consecutivos de fuerzas que hasta el 10 de septiembre eran Juntos Avancemos. Por la mañana, el de Rosario sin Miedo y por la tarde el del PJ de Santa Fe. En lenguajes no verbales, las imágenes que se hicieron públicas de estas reuniones dejan ver que los integrantes del Movimiento Evita se sienten más cómodos con  Ciudad Futura que con los del partido al que pertenecen, dejando en claro cuál sería el armado que lideraría Monteverde. 

Mariano Romero quien encabezó la lista de concejales de Juntos Avancemos tras ganar las PASO, comentó respecto al futuro del armado político: “tenemos que encontrar una forma de vincularnos en términos políticos y de generar cosas nuevas”. En ella, plantea “crear un espacio en el cual todos tengamos voz y voto, independientemente del sello partidario-”. “Buscamos que sea una construcción que pueda tender puentes también para lo electoral a futuro, pero sobre todo para el día a día. Es fundamental que los espacios que ya están construidos se complementen y le puedan ir transformando la vida a la gente independientemente de los resultados de las elecciones, las campañas electorales o los acuerdos electorales. Esto que venimos impulsando con un grupo grande de compañeros también implica renovaciones en términos generacionales y sobre todo en formas de vinculación política”, agregó. 

A su vez, la convocatoria del Distrito 7 intentó plasmar en un acto esa conducción que es rechazada  en off por casi todos los dirigentes del peronismo local, quienes destacan que el movimiento históricamente fue “frentista” pero sin dejar de ser peronista en su conducción, su discurso y sus propuestas. Uno de los pocos acuerdos de los principales referentes peronistas de la ciudad reside en que Monteverde y Ciudad Futura no pueden ser la conducción de este movimiento, por la simple razón de que no pertenecen a él como se ocupó de declarar durante la campaña, sumándole destrato y negación absoluta al Frente que formaba. 

¿Y entonces quién?

Para ello, el PJ de Rosario deberá reconstruirse si quiere volver a ser una opción electoral relevante en la ciudad, corrigiendo las estrategias utilizadas en esta oportunidad que lo dejaron sin representación en la boleta final para intendente por primera vez desde el regreso de la democracia. Hoy por hoy los dirigentes más importantes del peronismo de toda la provincia dejan circular su hartazgo y su malestar, pasándole factura también al desempeño de Roberto Sukerman, con la firme convicción de que ya se debe comenzar a buscar y generar un nuevo candidato peronista para un nuevo peronismo de Rosario.

Al respecto, la concejala reelecta Fernanda Gigliani acordó en señalar la necesidad de una “reconstrucción organizativa del peronismo desde la idea del movimiento, asumir definitivamente la categoría de transversales que impulsaran Néstor, Cristina y el mismo Perón”. En pos de ese objetivo, hace hincapié en “darle aire y dejarle espacio a las referencias que se van haciendo fuertes al calor de disputas y luchas en cada uno de los ámbitos de trabajo donde estamos”. “Si vamos por este camino, nuestra construcción y las contradicciones propias de la alianza que han armado para desalojarnos del poder, nos darán la posibilidad de devolverle la esperanza y un gobierno peronista, del campo nacional y popular, al pueblo santafesino, y a los rosarinos y rosarinas en particular”, agregó. 

En ese mismo sentido había afirmado Marcelo Lewandowski en el Centro Cultural Atlas tras las elecciones, manifestando “la necesidad de recomponer el peronismo provincial y de Rosario” y convocando a “volver a reconquistar a la gente a partir de los premisas fundamentales que llevaron al peronismo a ser lo que es”. 

Por su parte, el ex candidato a senador y concejal con mandato vigente Lisandro Cavatorta se apoya en una fuerte autocrítica pero mirando hacia adelante. “Se perdió una elección y quizás no sólo haya que repensar estrategias electorales; la elección es un momento importante de la política pero no es lo más importante, sino que es lo que pasa entre elección y elección, en cómo desde la política se hace para que la gente viva hoy mejor que ayer, y mañana mejor que hoy”, afirmó. Además, enfatizó en el histórico pragmatismo peronista para llevar a cabo su tarea: “se pueden tener ideales, formas de entender a la realidad pero también al mismo tiempo ser pragmáticos y saber que lo que la gente quiere es que le solucionen sus problemas y le mejores la calidad de vida”.

En cuanto al liderazgo, Cavatorta sostiene que “los liderazgos no se declaman, los liderazgos se ganan, y eso va a ser producto también de las maneras de construcción política para adelante y para eso es necesario tiempo”. “El peronismo debe protagonizar lo que viene, debe construir hacia adelante. Es inevitable una renovación generacional de ideas y de formas de hacer política; componiendo nuevas canciones por supuesto, aunque eso no quiere decir que no tengamos que seguir escuchando los clásicos”, agrega parafraseando a Axel Kicillof. Con ello se asigna un rol a su tarea y a las de sus compañeros: “La política es futuro, siempre para adelante. Los historiadores analizan el pasado, los periodistas el presente, los dirigentes políticos tenemos que ver el presente pero construir el futuro”.