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A fines del mes pasado, el INDEC volvió a publicar cifras referidas a la composición de las exportaciones argentinas. Los datos pertenecen a los tres primeros meses de 2016 y sobresale un dato: por primera vez en dos décadas, en el mes de marzo, las exportaciones de productos primarios superaron a las manufacturas industriales.

Las exportaciones totales de marzo fueron de 4.452 millones de dólares, de los cuales 1.305 millones (29%) son las exportaciones de productos primarios (soja, principalmente), 1.769 millones (40%) son las exportaciones de las llamadas manufacturas de origen agropecuario (grasas y aceites, harinas, etc.) y 1.250 millones (28%) son las exportaciones de manufacturas de origen industrial. Los restantes 129 millones (3%) son exportaciones de combustibles y energía.

Si tomamos los resultados acumulados del primer trimestre del año, las exportaciones industriales todavía se mantienen levemente por encima de las agropecuarias: 3.392 millones vs 3.303 millones.

Las exportaciones de manufacturas industriales vienen cayendo en los últimos años principalmente por la crisis de nuestro principal socio en la materia: Brasil. A su vez, el cambio de precios relativos a partir de la devaluación de diciembre de 2015 y la reducción de las retenciones a la exportación de productos primarios, implicaron una importante mejora para la competitividad del sector agropecuario.

En el gráfico que vemos aquí, se muestra la participación de estos dos tipos de exportaciones en el total exportado desde 1980 hasta la actualidad. Allí se ve como a partir de mediados de la década de 1990 las manufacturas de origen industrial comienzan a superar a las agropecuarias, tendencia que se profundiza luego de la salida de la convertibilidad. Sobre los últimos años se aprecia la caída de las exportaciones industriales producto de la crisis brasileña y el último dato, la última pareja de barras, refleja el cambio de escenario ocurrido con la asunción del nuevo gobierno.

Este regreso a la primaria (a la actividad primaria, para hablar con propiedad) implica volver a exportar productos sin agregado de trabajo argentino. Si a esto le sumamos la apertura importadora que pretende generar una masiva entrada de productos industriales elaborados en otros países, las consecuencias negativas sobre el empleo no tardarán en multiplicarse.

Volver a la primaria, para un país, no se trata de una lúdica y onírica aventura. Volver a la primaria, en nuestro caso, es olvidarse de un siglo de historia y retrocederlo.