Los subsidios a la energía y al transporte, las transferencias a provincias y la obra pública aparecen como las variables que sufrirán el mayor ajuste luego del revés que recibió el gobierno en el Congreso y que llevó al retiro del capítulo fiscal de la Ley ómnibus. 

Otra parte del plan contempla continuar (aún más) con la licuación de salarios a través de un sendero inflacionario que difícilmente baje de los dos dígitos mensuales en el corto plazo. 

Lo que el ministro de Economía, Luis Caputo, denominó “capítulo fiscal” y que incluía un debate sobre retenciones, blanqueo, movilidad jubilatoria, restauración de Ganancias, entre otros, contemplaba ahorros e ingresos equivalentes a 1,4% del PBI. Con el retiro de este apartado, el gobierno nacional apelará a otras variables para cumplir con el famoso déficit cero. 

Más allá de los cálculos en las planillas de Excel, la incógnita es cómo hará el gobierno nacional para profundizar aún más el ajuste en esas variables que ya empezaron a sufrir el recorte de la motosierra del presidente Javier Milei. 

El ajuste, rubro por rubro

Subsidios: Hoy representan un 2% del PBI. Inicialmente el gobierno quería bajarlo a 0,7% del PBI, pero ahora hablan de una quita total entre febrero y abril. Esto tiene impacto directo en tarifas de Gas, luz y transporte.

Obra pública: Hasta el momento representa 1,7% sobre el PBI y lo quieren bajar al 0,7% sobre el PBI. La salida de Guillermo Ferraro de Infraestructura guarda relación con la discusión en relación a este ajuste. 

Transferencias a provincias: Actualmente representan el 1,1% del PBI y la meta del gobierno es reducirlas al 0,5%. Esto incluye salarios de docentes y de la policía provincial. 

Jubilaciones y salarios estatales: Las jubilaciones seguirán con la fórmula vigente y con la inflación de diciembre, enero y febrero, van a perder cerca del 40%. Para febrero el gobierno anunció que se pagará un bono de 55 mil pesos, lo mismo que en enero. En el caso de estatales no solo van a apelar a la licuación de salarios sino a achicar ese gasto con despidos. 

Motosierra y licuadora

Otra camino que elegirá el gobierno para compensar lo que pretendía ahorrar con el paquete fiscal, será la licuación de salarios a través de la inflación. 

Con la disparada de precios crece la recaudación impositiva para el Estado, pero los gastos se mantienen o crecen más lento. 

En este contexto inflacionario, lo que el mes pasado valía $100, este mes pasó a valer $125. El gobierno cobra impuestos sobre esos $125, pero sigue girando las mismas partidas que el mes pasado.

De todas formas, esta alternativa tiene un techo, ya que más temprano que tarde el consumo empezará a ceder en medio de la incesante suba de precios, y la recaudación será cada vez menor para el Estado.