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Después de las elecciones de octubre, el sector agroexportador comenzó a especular retrayendo la liquidación de divisas, ante la perspectiva del triunfo de la Alianza Cambiemos y su promesa electoral de un dólar cercano a los 15 pesos. En esas últimas nueve semanas del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, estas empresas “demoraron” exportaciones por 2 mil millones de dólares, que luego liquidarían durante las primeras nueve semanas del gobierno de Macri, con el nuevo tipo de cambio. 

Con esa sencilla maniobra especulativa, el sector logró una ganancia extraordinaria de 9 mil millones de pesos, que se suman a los 16 mil millones de pesos de incremento en las ganancias por el nuevo tipo de cambio, solo en estas primeras nueve semanas de gobierno. Para poder entender la naturaleza carnal de las relaciones entre el nuevo gobierno y el sector agroexportador, a esos valores deberíamos sumarle el incremento de ganancias debido a la caída de las retenciones.

La maniobra especulativa mencionada tiene su expresión en la evolución de las reservas del Banco Central. Al asumir Macri, las mismas se encontraban 2 mil millones de dólares por debajo del valor que deberían haber tenido sin la maniobra. Durante las primeras nueve semanas de la gestión macrista, las reservas crecen 2 mil millones de dólares más de lo que habrían crecido sin la maniobra. En suma, la maniobra le permite a Macri mostrar una performance mucho mejor que la verdadera. 

Pero “sincerando” los números, vemos que la performance es negativa e insustentable. Si “sinceramos” las reservas al momento de asumir, deberíamos estar hablando de 26,8 mil millones de dólares. Si “sinceramos” las reservas actuales, es decir, si descontamos el préstamo de corto plazo tomado a grandes bancos internacionales, en el banco central tendríamos 24,4 mil millones de dólares. Es decir que, en las primeras nueve semanas de gobierno tenemos una caída de 2,4 mil millones de dólares (casi el 10 por ciento). Esto se explica por la fuerte salida de dólares como utilidades y dividendos, y como simple fuga de capitales.

Un dólar que se encareció en un 52 por ciento, una fuerte disparada en el ritmo inflacionario que contrajo el poder adquisitivo del mercado interno y sin embargo las reservas muestran una pésima performance que se trata de tapar con endeudamiento externo y maniobras especulativas.  La liberalización del mercado cambiario (fin del “cepo”) se está  sincerando: se trata de la restitución del mecanismo de la fuga de capitales que se instauró con la dictadura, mecanismo que además de endeudar al país, imposibilitó las inversiones necesarias para encarar el desarrollo económico.