En Argentina,  según un estudio realizado por la Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines, se consumen cerca de 7 kg. anuales por persona ubicándonos dentro de los países que más lo ingieren.

El consumo del helado, está directamente relacionado con los desechos de plástico en grandes cantidades. La contaminación por plástico es uno de los problemas ambientales globales que más aumentó en los últimos años, generando graves consecuencias. Esto se debe a  su lenta degradación y la composición química de la que están fabricados.

Estudios realizados por la Cámara Argentina de la Industria Plástica (CAIP) en los últimos años, revelan que se consume cerca del 42 % de plástico anual, siendo en su mayoría proveniente de artículos descartables. En este contexto, las heladerías ofrecen distintas opciones como cucuruchos de pasta que se pueden comer, sin embargo también hay vasos de plástico y telgopor.

La ciudad de Rosario, por ser la capital nacional del helado, consume más del doble que el resto del país, por ende, ese indicador se duplica también en residuos  plásticos. El 1 de julio pasado se aprobó en el Concejo Municipal la prohibición del uso de envases plásticos y polipapel descartables en la venta de helados en mostrador.

¿Cuáles son los puntos claves de la prohibición?

Eliminación de vasos plásticos descartables para servir helados en aquellas compras que no superen el cuarto de kilo. Debiendo ser reemplazado por vasos de pasta y/o cucuruchos. 

Prohibición de exhibición de cucharitas plásticas, siendo sólo entregadas a pedido  del cliente.

Concientización sobre disposición final de los residuos: Compromiso de las heladerías con respecto a la correcta disposición de envases, tanto de telgopor como otros.  

El objetivo de la ordenanza es “reducir los plásticos de uso efímero ya que  el 42% de residuos plásticos generados en todo el mundo son de un solo uso y tardan cientos de años en terminar de descomponerse. Eso causa daño en el ecosistema y la higiene urbana.”

Hay varios desafíos que se presentan a la hora de la implementación, como es el caso de las personas celíacas, que no pueden consumir el vaso de pasta y poco a poco comienzan a aparecer en el mercado cucharitas y vasos más amigables con el ambiente. Sin embargo, estos productos tienen costos más elevados de producción y requieren otro nivel de inversión. ¿Cómo se debería solventar la transición? ¿La responsabilidad es únicamente de las heladerías o el estado debería promover y acompañar más activamente estas propuestas? ¿Qué rol juegan los ciudadanos y ciudadanas y sus hábitos de consumo vigentes?

La desplastificación de las heladerías implica un avance en materia de medio ambiente, pero también es un desafío que requiere de estrategia y cierta creatividad por parte de los diversos sectores en juego, para transicionar hacia un modo más sustentable de ofrecer a los rosarinos y rosarinas el helado que tanto disfrutan. 

Rosario y el desafío de "desplastificar" la pasión por el helado