A las diez de la noche estalló la bomba. Los referentes del Partido Socialista se jugaron la vida al proclamarse ganadores –en la provincia y en Rosario– de la reñida elección en Santa Fe. Miguel Lifschitz lo hizo con un margen de apenas el 1,8 por ciento sobre la base de sus mesas testigo proyectadas. Mientras que Mónica Fein se animó con un margen cercano al 3 por ciento. Pasada la medianoche, la carga de votos oficial se detuvo en el 92 por ciento y el candidato del Frente para la Victoria Omar Perotti anunció que pediría el recuento “voto por voto”.

Perotti aclaró que con los márgenes en los que culminaron las elecciones “es nuestra obligación llevar tranquilidad al electorado santafesino que ya vivió el escándalo del escrutinio de las PASO”. Pareció el más razonable este domingo por la noche en medio del estrépito de postulantes desesperados por transmitir aires triunfalistas a los televidentes.

Como sea, el próximo gobernador de Santa Fe asumirá con uno de los más bajos respaldos populares de los que se tengan memoria desde la recuperación de la democracia. También desde el 83 no se daba una elección sin polarización en esta provincia.

Estos porcentajes, la particular representación política que se desarrolló en Santa Fe y la búsqueda de una mayor institucionalidad llevarán a muchos a preguntarse si este territorio no adolesce a esta altura de una ley electoral que contenga el ballotage para evitar la llegada de mandatarios tan debilitados al poder. Pero esa será otra discusión.

En Rosario las encuestas mostraban en los últimos días un pequeño margen de recuperación de Mónica Fein frente a su contrincante del PRO Anita Martínez que frenó su ascenso después del traspié en el debate televisivo. A propósito de ese traspié, quien obligó a ese fallo, Roberto Sukerman, le dio al peronismo rosarino el tercer lugar para intendente con casi el 24 por ciento de los sufragios. No es poco teniendo en cuenta que desde el PJ tuvieron que recurrir en los últimos años a los servicios de Héctor Cavallero para pelear algo importante aquí.

Juan Monteverde, de Ciudad Futura, dio la nota en la puja de los concejales con casi 80 mil votos que le aseguran dos bancas en el Palacio Vasallo y con posibilidades de pelear un lugar más para esta fuerza sin representación hasta el momento.

Miguel Del Sel bailó sobre el escenario pero sólo para contrarrestar el gran operativo de prensa montado por el socialismo en Rosario. El cómico volvió después a escena en Santa Fe con otro rostro, sin lugar para los festejos y al lado de un Mauricio Macri que se quedó sin la foto triunfal pero que igual intentó aprovechar el contexto de una buena elección para su candidatura nacional.

Más allá de Del Sel, de Ana Martínez y aún de Macri, la realidad marca que el PRO es una fuerza política con arraigo en Santa Fe y de eso deberán tomar debida cuenta los otros partidos.

Lo más triste es que una vez más los santafesinos nos fuimos a dormir sin un ganador claro.