El tenista Eduardo Schwank se alejó del circuito en 2015, a los 29 años, después de haber permanecido más de trece años en el profesionalismo donde alcanzó el puesto número 48° del mundo en singles y 14° en dobles.

Para muchos, el retiro de las canchas del tenista se vio precipitado por las lesiones que lo aquejaron en los últimos años. Una intervención quirúrgica de su muñeca derecha allá por enero de 2013 que lo mantuvo inactivo durante siete meses y, al poco tiempo de su regreso, cuando estaba en pleno periodo de adaptación, una fractura de clavícula y cubito izquierdo mientras entrenaba en la montaña en Gstaad, Suiza.

Pero para el roldanense, las lesiones no fueron el principio del fin, sino consecuencia de un proceso que ya venía elaborando. “Creo que las cosas pasan por algo. Yo a la decisión del retiro la venía meditando desde hacía tiempo y estos hechos ayudaron a que  mi alejamiento del circuito profesional sea más fácil. Es muy difícil tomar una decisión de estas características, pero considero que al tratar de prolongarla, comenzaron a suceder  estas cosas como para que de una vez por todas este afuera del tenis”, planteó.

Fue uno de los jugadores más queridos del país, por su espíritu copero, su bajo perfil y esa cosa de pibe de barrio que hacía que la gente se sintiera identificada. Llegó a ocupar el puesto número 48 del mundo en singles y 14 del mundo en dobles. “Yo disfruté mucho del circuito, pero nunca me sentí parte de él ciento por ciento. En los últimos años lo único que me motivaba, hacía levantar mi nivel y prolongar mi permanencia en las canchas era la Copa Davis. Porque hacía tiempo que venía sintiendo que cuando tenía que competir por mí no entregaba todo para estar al máximo”, sostuvo.

Vida normal

No debe ser nada fácil comenzar a tener una “vida normal” para una persona que pasó la mayor parte de su existencia arriba de un avión  para llegar a buen puerto raqueta en mano. “Ningún tenista lleva una vida normal. Los constantes viajes, hoteles, pasar tanto tiempo afuera de casa. Nos vamos perdiendo los cumpleaños de 15, las salidas y vacaciones con los amigos. Todas esas cosas te las vas imaginando como serán el día que te retires”.

Su adaptación en esta nueva etapa no parece haberle generado mayores inconvenientes al roldanense quién rápidamente encontró su lugar en el mundo como director y entrenador de su propia academia: Schwank Tennis Center. “Parece raro, pero pese a que hace poco tiempo que me retire, no siento nostalgia. Estoy disfrutando mucho de lo que es estar afuera del circuito, de las cosas que me van pasando y que antes no podía hacer, como ir a jugar al fútbol con mis amigos, comer un asado sin culpa o tomar un vaso de cerveza, de poder acostarme tarde y levantarme a la hora que quiera. Ahora puedo dormir cuatro horas y rindo perfecto todo el día, antes si hacía eso, después no podía entrenar. La verdad que no extraño demasiado”, remarcó.

Entre las cuestiones que siempre hacen hincapié una vez retirados los deportistas de elite es no poder encontrar en ninguna otra actividad esa adrenalina que les generaba la competencia. Si se lo relaciona al tenis, Schwank, ha tenido estadios completos ovacionándolo, sobre todo en la Copa Davis, donde tenía un claro favoritismo del público argentino, porque sabían que era un jugador que dejaba todo en la cancha por los colores de su país. “Es muy lindo el cariño y fervor de la gente, pero para mí tanta demostración me parecía raro, porque en realidad yo no me sentí nunca ciento por ciento tenista. Creo que fui siempre bastante normal, entonces hay cosas que quedaban en un segundo plano, tal vez por mi personalidad. Por este motivo creo que me es más fácil el día hoy, después de mi retiro. Lo tomo con naturalidad y no me afecta nada de todas esas cuestiones. Estoy mucho más tranquilo”, admitió.  

Sin cuentas pendientes

A principio de 2015, ya recuperado de todas las lesiones, de haber entrenado y realizado la puesta a punto, sin molestias y en óptimas condiciones físicas volvió al circuito para darse una última oportunidad. “Regresé para sacarme la duda si realmente quería permanecer en el circuito profesional o para confirmar la decisión que venía pensando desde antes. Lo que sí sabía era que no quería retirarme lesionado. Yo sentía que si no hacía el último intento y me sacaba las dudas, el día de mañana me lo iba a reprochar no haberlo intentado todo. Entonces hice la recuperación, entrené, trate de hacer lo mejor para volver a estar diez puntos y cuando pise nuevamente la cancha ahí supe que ya estaba. Estoy conforme con la decisión que tomé, fue a conciencia y estoy tranquilo conmigo”, sostuvo.

Si bien su alejamiento fue del circuito profesional, no así del tenis y mucho menos de las canchas, rápidamente se volcó a la enseñanza. “Soy el director de la academia Schwank Tennis Center y junto al entrenador Damián Leguizamón trabajamos con chicos de todos los niveles, desde minitenis hasta competencia. Yo tengo a mi cargo alto rendimiento, pero también me gusta estar acompañando el proceso de aprendizaje de todos los jugadores, para que el día de mañana si les toca estar conmigo, ir sabiendo de hay que seguir trabajando para mejorar.  Además me gusta aportarle mi experiencia y conocimiento a los profesores, para así ir realizando entre todos un trabajo integral”, contó.

Sus proyectos

Después de haber superado sin mayores inconvenientes las barreras de su retiro, de haberse puesto al frente de su academia y de disfrutar del momento que le toca vivir, ahora evalúa algunos proyectos a futuro. “Por ahora no tengo nada que me desviva por hacer, tengo las pilas puestas en la academia. Seguir trabajando en mi fundación EsTA.R  para que muchas más personas con discapacidad intelectual o mental puedan jugar al tenis. El día de mañana me gustaría realizar grandes eventos relacionados al tenis o no, pero que tengan que ver con el deporte. Es algo que me motiva y me siento capacitado para hacerlo. Tampoco descarto, en un futuro más lejano ser coach y acompañar a algún jugador por el circuito”, subrayó.

Y aunque muchos ex-jugadores han optado por la conducción de programas de tv o comentaristas de tenis, Schwank, por ahora no lo considera, pero tampoco descarta ninguna posibilidad. “Uno nunca sabe que te depara el futuro,  la vida da vuelta y tal vez terminas haciendo cosas que nunca imaginaste o las que pretendías hacer ya no son prioridad. Así que la verdad, que no descarto nada. Veremos que me depara el destino.


Grandes momentos

Entre alguno de los grandes momentos del circuito profesional aparecen la victoria antes los ex número uno del mundo, Carlos Moya (Roland Garros 2008) y Lleyton Hewitt (Barcelona 2010). Las ediciones de la Copa Davis, sobre todo la de la final ante España en Sevilla 2011 junto a David Nalbandian y la victoria en dobles con el colombiano Sebastián Cabal ante los hermanos Bryan (Roland Garros 2011). También su enfrentamiento ante Rafael Nadal en el Abierto Francés 2012 quedará guardado en su retina. Pero todo lo bueno también tiene su contrapartida. “Lo malo son tantos viajes, estar armando valijas todas la semanas para ir de un lugar a otro. En mi caso me gusta laburar en equipo y pasar tanto tiempo en solo me afecto y me hizo acortar mi período adentro del circuito. Al que maneja mejor ese estado de soledad le viene muy bien para su carrera de tenis. En mi caso, por mi personalidad, creo que fue una de las cosas que más me afectó dentro del profesionalismo”, sostuvo.