McDonalds está en casi todos lados y aunque hasta el momento algunos espacios parecían inaccesibles para el gigante de las hamburguesas, parece que finalmente cayó una de las barreras que parecía imposible traspasar. Cardenales y negocios ubicados junto al Vaticano no ocultan su "preocupación y malestar" por la posible apertura de un local en una propiedad de la Santa Sede, lo que, temen, podría "desnaturalizar la identidad" de las tradicionales calles del barrio y por el que hasta han enviado una carta al papa Francisco.

"Estamos preocupados. No esperábamos que el Apsa (la agencia de administración patrimonial de la Santa Sede) alquilara el local para un negocio de fast food que está muy distante de los valores que promueve papa Francisco", aseguró en diálogo con la agencia Télam Moreno Prosperi, presidente del Comité por la Salvaguarda de Borgo Pío, la tradicional peatonal romana sobre la que se instalaría el local de comidas rápidas, a 80 metros de una de las entradas del Vaticano, Puerta Santa Ana.

Se trata de un local de 538 metros cuadrados que es propiedad del Apsa y cuyo alquiler, donde antes había un banco, podría dejar unos 30 mil euros mensuales a las arcas de la Santa Sede. Como tantos otros, el edificio es propiedad del Vaticano pero se encuentra en territorio italiano.

"Es una elección para nada respetuosa de las tradiciones arquitectónicas y urbanística de una de las plazas más características cercanas a la columnata de San Pedro. Una elección comercial que ignora también las tradiciones culinarias romanas", lamentó el cardenal Elio Sgreccia, uno de los purpurados opuestos al destino que sin embargo aprobó el organismo que conduce el cardenal Domenico Calcagno y que administra los bienes vaticanos.

Hay varios motivos que sustentan el rechazo cardenalicio y de los comerciantes a la obra El primero de ellos técnico: como se trata de un edificio antiguo donde antes funcionaba un banco, la cadena de comidas rápidas quiso construir una chimenea en hueco del ascensor de servicio, con obras permanentes, que molestó a los religiosos que habitan el lugar.

Siete "eminencias" viven en los pisos superiores de la propiedad y rechazan, entre otras cosas, los olores que podrían subir por la chimenea, entre ellos Gianfranco Ravasi, Giuseppe Versaldi, Gilberto Agustoni, Andrea Cordero Lanza di Montezemolo, Dario Castrillon Hoyos y Manuel Monteiro de Castro.

Tampoco agradó a los cardenales que el local tenga planeado abrir "las 24 horas".

Las autoridades por ahora tomaron un camino intermedio: el Municipio I, a través de la nota 165725 de la oficina de Actividades productivas, pidió a la empresa "algunas profundizaciones" sobre los aspectos técnicos de la obra que inició en la propiedad en Via del Mascherino números 1,3,5,7,9 y 11, incluida la polémica chimenea y el tipo de música que planea reproducir.