La contaminación y las distintas medidas para habitar el espacio de manera sustentable son tema de agenda no sólo en el desarrollo tecnológico sino también en el plano legislativo. Así lo demuestra una reciente normativa aprobada en Francia que establece que los techos de los edificios que se construyan en las zonas comerciales deberán estar parcialmente cubiertos por plantas o paneles solares.

Si bien los ambientalistas franceses pedían que los techos de todas las nuevas construcciones estén cubiertas totalmente con plantas o paneles solares, el decreto tiene alcances más limitados. Como se dice, “la política es el arte de lo posible” y lo que se pudo no es poco.

Los techos verdes permiten mejorar la calidad del aire: las plantas absorben el dióxido de carbono durante la fotosíntesis y liberan oxígeno. Pero ahí no se terminan sus beneficios, sino que además, reducen el consumo de energía. Esto lo hacen manteniendo el calor dentro de los hogares en la época invernal, mientras que en verano permiten que los interiores se mantengan más frescos.

Otro de los beneficios es que retienen una gran cantidad de agua de lluvia regresando entre un 50 y un 60 por ciento de la misma a la atmósfera por evotranspiración, recuperando el ciclo natural del agua.

En cuanto a la energía solar, su producción en 2014 previno la emisión de 110 millones de toneladas de dióxido de carbono a nivel mundial. De hecho con un buen sistema de paneles solares es posible cubrir totalmente las necesidades energéticas de un hogar.

La ley se suma a otras políticas que buscan hacer las ciudades francesas más verdes. Recientemente, se colocaron dos turbinas eólicas en la icónica Torre Eiffel para disminuir su impacto ambiental y también se desarrolló un sistema público para estimular el uso de bicicletas.