La fuerte caída en ventas que reportaron los supermercados en el último trimestre obligaron a una desaceleración en el ritmo de remarcaciones que encabezaron en ese período los grandes formadores de precios. El gobierno nacional apuesta a una fuerte recesión con el objetivo de llevar el índice de precios al nivel más bajo posible, aunque todavía quedan aumentos en tarifas que van a impactar de manera directa en la canasta básica ¿Cuánto puede sostenerse esa tregua en las remarcaciones? 

Mientras que los ajustes en energía eléctrica ya están vigentes, el gobierno nacional posterga los de gas por temor a que los tarifazos echen por tierra el objetivo de inflación a la baja. Mientras tanto el ministro de Economía, Luis Caputo, se reunió hace algunos días con titulares de grandes cadenas de supermercados, a quienes les sugirió que revisen las listas de precios y hasta les pidió que eviten las promociones, ya que consideró que generan distorsiones. Contra todos los pronósticos, el gobierno reconoce que la inflación no es solo un problema monetario. 

Lo cierto es que a nivel local desde la Cámara de Supermercados de Rosario reportaron una caída del 10% en las ventas de febrero (con antecedentes similares el mes previo) y reconocen que esto tuvo repercusión inmediata en los precios. En el caso de productos de primera necesidad, los consumidores empiezan a inclinarse por segundas marcas, mientras que todo aquello que no sea indispensable empieza a quedar en las góndolas y los tickets se vuelven cada vez más cortos.

La apuesta al freno en el consumo que pretende el gobierno está acompañada también ahora por la apertura importadora que lanzaron para productos de la canasta básica. La idea es poner a competir artículos del exterior con aquellos que se fabrican a nivel local, bajo la lógica de que el mercado va a acomodar los precios, sin importar si eso impacta en el tejido laboral, o si en definitiva no resuelve la cuestión a largo plazo.

Durante los últimos días desde la administración libertaria mostraron como logro el 13,2% de inflación en febrero, que lógicamente significó una fuerte baja respecto al 20,6% de enero. Pero uno de los factores que más entusiasmó al oficialismo y allegados tiene que ver con el 11,9% que reportó el rubro Alimentos y Bebidas, el de mayor incidencia en el bolsillo de argentinos y argentinas.  

Se frena el consumo, aflojan los precios

Respecto a la evolución de precios, Sergio López de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Rosario, sostuvo: “Se ve un amesetamiento en los precios de aquellos que tuvieron los mayores aumentos. Sucedió mucho con los productos lácteos, sobre todo los de primera marca. Hay que tener en cuenta que los productos de segunda marca en este último mes tuvieron precios un 20% por debajo de las marcas más reconocidas. También pasó con muchos productos de perfumería, que las empresas empezaron a ver que no se vendían, y cuando se ameseta el consumo se empiezan a amesetar los precios”.

Consultado sobre la caída del 10% en el consumo de febrero, dijo: “Dos dígitos representa una cifra muy importante, porque en muchos casos estamos hablando de alimentos, deberían ser bienes irremplazables. En este sentido está jugando muy bien el consumidor, que no acepta cualquier precio, busca la alternativa ante empresas que en el acumulado interanual remarcaron el doble. Muchas de ellas se aprovecharon de esta situación”.

Lo que marcan desde la Cámara local de supermercadistas va en sintonía con lo que anticipó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, cuando reportó a principio de este mes una caída del 25,5% de las ventas minoristas en febrero, traccionado principalmente por el rubro alimentos y bebidas. 

A qué costo

Por su parte, Celina Calore, economista del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso), reparó en las consecuencias que puede tener el parate en la actividad y analizó si puede sostenerse la desaceleración de precios con los planes que tiene actualmente el gobierno de Javier Milei. 

“Si bien el principal problema en Argentina es la inflación, se está desacelerando a costas de recesión y de empleo. Hay que poner todo en la balanza. Bajamos los precios pero somos todos más pobres. Además no es que cuando volvemos a crecer se advierte un derrame en otros sectores, hay un crecimiento con mayor desigualdad”, evaluó la economista.

Por otra parte, advirtió que el objetivo de frenar la inflación va a chocar tarde o temprano con los ajustes tarifarios que pretende Economía y deslizó: “Lo que es energía eléctrica ya se implementó en febrero, hay facturas que ya están llegando con saltos exponenciales, también de Aguas, lo que sí se frenó ahora es el aumento en el gas, porque el gobierno está en la encrucijada entre el ajuste fiscal y la baja de la inflación”.