Ariel Máximo Cantero arribó pasadas las 9 de la mañana a Tribunales, donde la jueza penal Alejandra Rodenas lo imputó por formar parte de la asociación ilícita conocida como Los Monos. No obstante, los abogados que lo patrocinan comentaron que no existen pruebas de peso para endilgarle esa acusación, y “ni siquiera para realizar la declaración indagatoria”.

Se trata de la misma calificación que había decidido el juzgado de Instrucción N° 4 del juez Juan Carlos Vienna, y finalmente quedó descartada una imputación por un rol más grave, puntualmente como jefe de la misma organización. “Analizando los elementos probatorios no daban ni siquiera para recepcionar la indagatoria, por lo que creo que está detenido por portación de apellido”, relató Carlos Varela.

Sin embargo, los abogados fundamentaron la decisión de no presentarse ante la justicia por su situación de prófugo antes de ser atrapado: “Lo que paso en el juzgado anterior, (N°4 del juez Vienna), es que hubo una sumatoria de irregularidaes, y se disparó la orden de detención, repito, por portación de apellido. Él no se presenta porque no existían las garantías mínimas jurídicas. Tendría que haber estado loco si se presentaba, no se podía poner a disposición de esa manga de delincuentes, de esos policías”.

El traslado se realizó con un amplio despliegue de agentes policiales y vehículos de distintas divisiones. Hasta la magistrada a cargo de la audiencia arribó a su juzgado escoltada por policías bien armados y provistos de chalecos antibala.

En los pasillos de Tribunales se pudo ver merodeando el juzgado adonde se encuentra Cantero a Francisco Lapiana, también procesado en la megacausa Los Monos aunque en libertad, e investigado como uno de los engranajes de la organización en el blanqueo de sus dineros. Lapiana se dedica a detectar jugadores de fútbol en clubes barriales y promover su inserción en el profesionalismo. Su mayor éxito ha sido el caso del delantero Angel Correa.

Ariel Máximo Cantero compareció durante más de dos horas ante la jueza penal Alejandra Rodenas en su despacho del primer piso de Tribunales, y en el centro de un vasto despliegue policial. Si bien al terminar la citación se lo trasladó al penal de Coronda por cuestiones administrativas, el abogado Fausto Yrure comentó que ya solicitaron el traslado para el penal de Piñero, debido a que las condiciones no eran las adecuadas para su defendido. Según los letrados se encuentra en aislamiento en una celda “buzón”.

Sin palabras

El padre de Claudio “Pájaro” y de Ariel “Guille” Cantero se amparó en su derecho de abstenerse a declarar y no respondió las preguntas que le formuló la magistrada, en cambio brindó algunos comentarios durante el interrogatorio orientados a despegarse de los cargos que sí pesan sobre varios miembros de su familia y de su entorno. 

Sin embargo, al término de la audiencia, Rodenas formalizó la imputación contra este hombre de 50 años detenido el viernes pasado en singulares circunstancias como un presunto miembro de la asociación ilícita conocida popularmente como “la banda de Los Monos”. Y confirmó que siga en estado de prisión preventiva, en la Unidad Penitenciaria Nº 1, de Coronda.

Uno de los abogados de Cantero, Carlos Varela, cuestionó el punto de vista de Rodenas y a la salida del tribunal protestó: “No tienen elementos para sostener esa acusación. Lo imputaron por portación de apellido, por llamarse Cantero”.

Varela y su colega Fausto Yrure pidieron sin éxito por el momento que Cantero sea trasladado desde Coronda a la cárcel de Piñero, y en mejores condiciones que las actuales. Dijeron que en la UP1 Cantero está alojado en una celda de castigo, de las denominadas “buzón” en la jerga carcelaria. En Piñero se encuentra detenido su hijo Guille.

El Viejo Ariel, tal como lo conocen sus allegados, fue detenido el viernes pasado al mediodía, en Felipe Moré y Centeno, mientras iba a bordo de un carro de cirujas conducido por un niño. Estaba prófugo desde 2013, señalado como el organizador en las sombras de la organización delictiva conocida como Los Monos, y que fuera comandada por su hijo mayor, Claudio, hasta que lo asesinaron el 26 de mayo de ese año. Hoy se cumple el segundo aniversario de ese crimen que luego precipitó una saga de más homicidios en la zona sur y en Villa Gobernador Gálvez, atribuible a la venganza de esa muerte.