"No teníamos información de que haya tantos talleres clandestinos en Rosario, pero es lógico que los haya por el crimen organizado que hay en la ciudad", analizó Ezequiel Conte, referente de la Unión de Trabajadores Costureros (UTC), la agrupación gremial de la ONG La Alameda, que denuncia a marcas líderes del mercado textil que hacen uso del trabajo esclavo.

Según manifestó el delegado gremial de la fábrica de la marca de ropa Soho, que fue tomada por sus trabajadores, el modus operandi de las redes de talleres clandestinos es siempre la misma: “Van a buscar a las personas a Bolivia y les prometen sueldos en dólares, con casa y comida. Al llegar al país, les sacan los documentos y no les pagan nada”.

Conte comentó que en el negocio, que se realiza sobre la base de las grandes marcas de ropa, cuenta con la complicidad policial. "En todas las denuncias de vecinos y Defensoría del Pueblo, no hay uno que no diga que todos los días pasaba un móvil policial por el taller”, afirmó Ezequiel y agregó: “La policía conoce los talleres donde se está realizando el delito, ya que hacen un mapa con las denuncias de los vecinos. Usan ese mapeo para levantar el nivel de la coima”.

“Los talleres clandestinos se han transformado en una gran caja negra distribuida entre la fuerza de seguridad, la política y la justicia”, señaló el referente de la Unión de Trabajadores Costureros (UTC), en diálogo con Rosarioplus.com.

Desde la Red Antimafia Rosario, que trabaja en coordinación con La Alameda y otras organizaciones sociales, aseguraron que se han presentado varias denuncias sobre talleres clandestinos en la ciudad pero todavía no habían obtenido resultados positivos. “A lo mejor el allanamiento en zona sur fue a partir de las denuncias que venimos haciendo”, comentó Ariel Monge, integrante de la agrupación.

Grandes marcas, grandes responsables

“Son los que estructuraron el trabajo esclavo en la Argentina y están donde la Justicia no llega”, indicó Conte, al referirse a la responsabilidad de las grandes marcas de ropa en la propagación de los talleres clandestinos en el país. Además, el delegado gremial dijo que en cada allanamiento y proceso judicial, el que es detenido es el tallerista y no el encargado principal del negocio.

Condiciones de vida infrahumanas

En el taller clandestino allanado este miércoles, en Dean Funes 62 bis, trabajaban de manera irregular y vivían cerca de nueve personas de nacionalidad boliviana. En el lugar se secuestraron dos armas de fuego y 33 máquinas de coser, los empleados esclavos no tenía luz artificial.

“Viven hasta seis y siete familias en los mismos cuartos, con los niños corriendo alrededor de las maquinarias”, contó el miembro de la Cooperativa Soho.