Desde hace algunos días, el tradicional puesto de diarios de Córdoba y España luce diferente. Gracias al trabajo de los artistas Ulises Baine y Dimas Nota, el pequeño local se llenó de colores, calaveras y diablitos. Pero la intervención no cayó bien entre los miembros de la Iglesia. Los dibujantes recibieron insultos y amenazas vía telefónica y desde el Arzobispado, ubicado en esa misma esquina, pidieron que la obra se modifique. Quien desde hace décadas se encuentra a cargo del kiosko le bajó un tono a la polémica y contó que accedió a realizar cambios para evitar un confrontamiento.

El cambio de look del conocido puesto de revistas se dio por pedido de su dueño, "Tortuga", quien lleva casi 40 años instalado en el lugar y según dijo mantiene una relación cordial con el Arzobispado. Es que como el local había sido vandalizado y lucía desmejorado, se decidió contratar a los artistas. "Los puestos de diarios se encuentran expuestos a que cualquiera los pinte o los ataque. La idea era implementar algo de arte urbano para que esa esquina quede mejorada", contó a Rosarioplus.com.

Por su parte, Ulises Baine, uno de los muralistas dio detalles sobre el trabajo realizado: “Nos llamaron porque nosotros tenemos un recorrido haciendo murales y como el dueño es rockero quería algo con calaveras tocando la viola, medio heavy metal. Pero nosotros propusimos una temática más alegre, tirando al arte mexicano. Algo que muestre una fiesta sin ser agresivos”.

Pese a la buena intención de "Tortuga" y los muralistas, en el Arzobispado parecieron haber tomado la obra como una provocación. La combinación de calaveras en el puesto de diarios, a metros de la imagen de Jesús en la ochava de Córdoba y España, no cayó bien.

Después de un largo domingo de trabajo “el lunes pasó gente del Arzobispado, sacó fotos y al rato volvió a pedirle al dueño que lo cambie o se mude”, dijo Baine. La obra titulada “Calaveras y diablitos” no sólo provocó la reacción de quienes trabajan en la Arquidiócesis de Rosario, sino también de los miembros de la Iglesia en general.

“Ya van varias llamadas de gente que nos agrede. Nosotros tratamos de responderles bien, que estamos en democracia. Me parece que no es para tanto”, remarcó uno de los autores de la obra.

Por estos días, el revistero, los artistas y los miembros de Arzobispado “negocian” el futuro de la obra. Y parece que finalmente habrá paz. El dueño del puesto dijo que no tiene problema en avanzar con los cambios que propuso el Arzobispado y tal vez el próximo domingo el kiosko vuelva a cambiar de look "con apenas algunas modificaciones", según dijo. "Yo no me quiero ir de acá, llevo como 40 años y se hizo todo con buena intención", cerró.