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Más de uno de cada tres países de medianos y bajos ingresos del mundo tiene problemas de obesidad y desnutrición debido a cambios en los hábitos de alimentación con dietas poco saludables, según un nuevo estudio publicado en la revista The Lancet.

La investigación, llevada a cabo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), señaló que se necesita aplicar un nuevo enfoque que ayude a reducir la desnutrición y la obesidad al mismo tiempo, ya que estos dos problemas se interconectan cada vez más debido a los rápidos cambios en los hábitos alimentarios de los países.

Los expertos analizaron 123 países en la década de 1990 y 126 países en la década de 2010, particularmente en África subsahariana, Asia meridional y Asia oriental y el Pacífico.

"Todas las formas de desnutrición tienen un denominador común: sistemas alimentarios que no proporcionan a todas las personas dietas saludables, seguras, asequibles y sostenibles", destacó Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición para la Salud y el Desarrollo de la OMS,  y agregó que para cambiar esta situación es necesario implementar un conjunto de medidas en todos ellos.

Estas políticas pasan por realizar mejoras en la producción y el procesamiento, el comercio y la distribución, la fijación de precios, la comercialización y el etiquetado, y también en el consumo y el desperdicio que se produce.

La desnutrición y la obesidad pueden tener efectos entre generaciones, ya que ambas afecciones pueden impactar en la descendencia.

Además, los veloces cambios en las formas de alimentación implican que más personas están expuestas a ambas formas de desnutrición en diferentes momentos de sus vidas, lo que aumenta los efectos nocivos para su salud.

A nivel mundial, las estimaciones sugieren que casi 2.300 millones de niños y adultos tienen sobrepeso y más de 150 millones de niños tienen retraso en el crecimiento.

La situación se agrava en países de bajos y medianos ingresos, donde estos problemas se superponen en individuos, familias y comunidades.

Para el estudio se utilizaron datos de encuestas de países de ingresos bajos y medios entre los años 90 y 2010 para estimar cuáles enfrentaban una doble carga de desnutrición.

Descubrieron que más del 15 % de personas padecía debilitamiento, más del 30 % sufría retrasos en el crecimiento, más del 20 % de las mujeres tenía delgadez y más del 20 % de las personas sobrepeso.