Tiago personifica el significado de la palabra ‘resiliencia’. Padece Atrofia Muscular Espinal (AME), y desde 2018 reclama a su obra social IAPOS que le permita realizar el único tratamiento que mejoraría su calidad de vida, y concretamente le impediría que avance el cuadro actual.

El joven de 20 años debió aprender a vivir sobre su silla de ruedas y transitó ya varias luchas ganadas, como la aprobación en el país de la medicación Spinraza en el Programa Médico Obligatorio, pelea que dio junto a otros con AME. También tiene su faceta de emprendedor, como periodista radial y televisivo en la ciudad de Vera, y es asesor de marketing y conferencista motivacional. Con todo esto ha llevado a que la Confederación Argentina de la Mediana Empresa lo destacara como “el emprendedor más joven del país”, distinción que lleva con orgullo.

Pero el pasado año fue particularmente más duro para Tiago, ya que con la pandemia se le cortó el trabajo, y la peor noticia fue saber que dos amigas con su misma enfermedad fallecieron. “Siento el deterioro del cuerpo, a veces cuesta el habla o la respiración, según cómo viene cada día. Por ellas dos y por mí, que no tengo todo el tiempo que me piden desde IAPOS, este verano volví a intensificar mi reclamo público, y por eso voy a ir a la Justicia con una intimación”, aseguró convencido en diálogo con RosarioPlus.

La AME afecta las extremidades superiores e inferiores, y la capacidad respiratoria, y se encuentra entre las enfermedades catalogadas como poco frecuentes. A Tiago se la diagnosticaron cuando tenía solo dos años y sus padres sospecharon cuando no lograba empezar a caminar. “La médica que me hizo el primer estudio les dijo que yo no iba a vivir más de dos meses y eso fue un baldazo, se les apagó su proyección sobre mi vida. Pero pasaron los meses, y consultaron con la doctora Lidia Mesa, quien les contó que se puede vivir con AME una vida buena y saludable. Y nos fuimos adaptando todos a una vida con la discapacidad motriz, y yo aprendiendo a lidiar con cada limitación, como cuando pasé de la silla manual a la eléctrica”, recordó el joven.

Hay días en que Tiago se cansa tanto que tomar un café de la taza lo puede agotar por levantar el brazo, y pide un sorbete. “Comer una milanesa para mí es casi siempre enfrentar una pelea de boxeo”, ejemplificó, y aseguró que con el apoyo de sus amigos y la comunidad en Vera, está muy acompañado.

“Voy a tomar una cerveza con amigos, pero me resulta un desafío. La enfermedad no te deja opción más que ser resiliente. Yo soy un árbol, ella va ganando espacio, y es otro árbol que con el tiempo crece, me va abrazando cada vez más fuerte y yo no quiero morir de AME, quiero vivir con AME”, describió valiente.

El caso de Tiago había llegado hasta oídos del propio gobernador Omar Perotti y de la ministra de Salud Sonia Martorano, quien se acercó a conocerlo en marzo del año pasado antes de la pandemia. Entonces “prometieron que iban a ayudar”. Según explicó Tiago, “lo único que tiene que hacer una autoridad de la obra social del Estado es firmar la resolución del medicamento. Y hasta ahora sólo fueron promesas, que se volvieron otro desgaste”.

Una intimación al final de la feria

Con la obra social asegura que ya agotó todas las instancias de diálogo, “nos dicen que tienen buena voluntad, que ese tratamiento no es efectivo, y hasta han llegado a decir que dudan del diagnóstico, por lo que debí viajar a Estados Unidos a hacerme un estudio que se lo demuestre, y el daño emocional de ponerme en duda fue muy grande”.

De esta forma aseguró: “Siempre quise ir por el camino del entendimiento, pero desde IAPOS no están entendiendo que me piden tiempo y no lo tengo. Por más que suene maleducado o exagerado, estoy sintiendo cada vez más dolores y mi tiempo es oro”.

Es por eso que aseguró tener ya las carpetas armadas con su abogado, y “al cierre de la feria judicial les voy a mandar una intimación para que aprueben el tratamiento con Spinraza”. El joven es uno de los pocos argentinos con este diagnóstico que aún no tuvo este tratamiento, que es el único actualmente que funciona (en todas las edades) y que tiene buenos resultados.

En 2016 se aprobó esta medicación en Estados Unidos y en otros países, pero para su tratamiento debía ser aprobado en Argentina (que se logró en 2018), y promovido desde una obra social ya que es requerido con Declaración Jurada del médico del paciente. “Aunque quisiera, tampoco puedo comprar yo la medicación de forma particular, aunque de ella dependa para vivir”, resolvió.

Asegura que embarcarse en un juicio será seguramente desgastante, pero se trata del único camino para llegar a la aprobación de su tratamiento, y especuló “el tiempo que lleve el juicio puede llegar a ser mayor que el que conllevaría hacer este tratamiento, que es de cuatro cargas y puede ser entre medio año y varios años de duración”.