El subsecretario adjunto del sindicato ATE en Pami, Guillermo Grand, señaló que en la obra social de los jubilados hay "burocracias insalvables para comenzar las obras de refacción", y lamentó que “en ese tire y afloje mientras tanto, los jubilados se mueren".

El gremialista aludió al entredicho protagonizado por la titular del Pami local, Milva Sánchez, y autoridades municipales y provinciales, a partir de la rotura de un ascensor en el policlínico II, de Arroyito, que impedía el normal desenvolvimiento de los pacientes que acuden allí.  Sobre este conflitcto, Grand recordó ya haber advertido a los interventores de la entidad que había que arreglar el ascensor “y no hicieron nada, y ahora salimos a denunciarlo públicamente y lo arreglan”. De esta forma analizó: “Si tengo que salir a la calle todos los días vamos a hacerlo. Es evidente que la burocracia se acelera cuando salimos en la televisión”.

El delegado de ATE recordó que si bien el problema se destapó ahora, “el gobierno nacional no invirtió nunca en preservar los edificios que son de hace 80 años. Pami II es de 1940”.

Por lo menos en los últimos 20 años, el delegado aseguró no haber visto una inversión, “sí promesas de larga data con muchos gobiernos de turno, pero la verdad es que nunca hubo una politica de inversion del Pami en Rosario. Sólo se invierte en Buenos Aires, en el Hospital Milstein”.

Recordó tambien que cuando asumió, el director nacional del Pami, Carlos Regazzoni, vino a Rosario y prometio un edificio de 10 pisos: “Lo aplaudo, sería buenísimo, pero primero hay otras cosas. No tenemos vidrio en las habitaciones del Pami 2, cómo voy a creer en un edificio nuevo cuando no se resuelve lo minimo hoy”, inquirió Grand.

Regazzoni en aquel entonces pidió un informe del estado de las instalaciones, él mismo fue a verlas, y Grand recordó que “se fue espantado porque es increíble cómo se mantiene sólo gracias al esfuerzo de los empleados que emparchan todo el tiempo. Pero vino y pasaron los meses y no cambió nada”.

Pami II fue el eje de la tormenta a partir de la rotura de un ascensor. “En Pami I ya se rompió el ascensor antes, cayó una vez el techo de terapia intensiva que es el lugar donde los pacientes están más delicados, hubo ratas y cucarachas, no tenemos gas. Es un escándalo, no se puede minimizar lo que sucede porque son los jubilados que encima vienen enfermos”, fustigó.

La interventora del Pami en Rosario, Milva Sánchez, defendió que el presupuesto necesario para refaccionar las instalaciones del Pami II está a la espera de la aprobación por parte de la Provincia y la Municipalidad. Y desde ambos gobiernos refutaron tal cosa. 

Los fondos otorgados por el gobierno nacional ascienden a 800 millones de pesos para reacondicionar el inmueble de Olivé al 1100, pero eso no quita, según Sánchez, que Pami necesita un contrato de locación otorgado por la Provincia y el ok de la intendencia para exceptuarlo del catálogo de valor patrimonial que no acaba por llegar. Pero ambas autoridades precisaron que el contrato y el catálogo no impiden que las obras avancen primero.