Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada 19 de octubre se conmemora mundialmente el Día Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama con el objetivo de crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a controles, diagnósticos y tratamientos efectivos. En este sentido y con el correr de los años, aparece la psicooncología como una rama especializada entre la medicina y la psicología que actualmente resulta fundamental en el acompañamiento de aquellas mujeres que padecen esta enfermedad, así como también de su entorno.

"Concebimos a un sujeto que transita un sufrimiento en el cual nuestras intervenciones acompañan y ayudan hacia la elaboración de ese padecimiento", explicó a RosarioPlus Laura Valdano, psicóloga y psicoanalista que desarrolla tareas tanto en el sector público como en el privado desde el Centro de Mastologia (CEMA), entidad médica pionera en la prevención, diagnóstico y tratamiento.

En relación a su trabajo, explicó: "Me siento parte de este desafío de contribuir a pensar cómo acompañar un proceso de cura en articulación con colegas médicos oncológicos, terapistas etc, desde una clínica que llamamos 'ampliada', que da lugar a distintos saberes para el abordaje de una situación compleja como es el Cáncer de Mama sin que esto sea obstaculizar un saber con otro. Es un desafío de mucho respeto que abona a que el tratamiento fluya, a que los miedos se trabajen y a no entorpecer la situación aún mas. Se trata de poder tener bien claro los campos de intervención de cada cual para poder convivir".

Octubre, mes para concientizar

Sobre el mes de concientización, la especialista -cuya incursión en la psicooncología fue motivada tras realizar en 2006 una residencia en el Instituto Europeo de Oncología de Milán- llamó a reflexionar sobre "cómo convocamos a los cuidados personales".

"Ahí cometemos un error sobre convocar a las mujeres a una responsabilización individual en relación a 'hacete los estudios'. Lo que debe acompañar a esta difusión es la convocatoria al Estado, a las obras sociales y a las entidades privadas para conformar un espacio donde se les ofrezca a las mujeres la prevención en salud y no la intervención sobre la enfermedad ya manifiesta", sumó.

Y agregó: "El trabajo que nos debemos como sociedad es acerca de la concientización y los cuidados preventivos de salud para no tener que intervenir cuando los procesos ya son agudos. El aspecto preventivo nos convoca a pensar la salud de la mujer y en particular sobre el Cáncer de Mama es importante hablar y hacer circular la palabra".

La representación social

La representación social del cáncer estuvo siempre ligada a la muerte, a la idea de la propia finitud, a lo temeroso de este final inevitable, lo que signa de alguna manera a quienes reciben este diagnóstico. Es como un impacto en el psiquismo al nivel de un traumatismo por como irrumpe en la vida de una persona. También está relacionado con la rastra de la enfermedad, con su contenido histórico, que no es lo que sucede en la actualidad por la cantidad de posibilidades que hay para la cura y superación.

A esto se le agrega el tema de cómo la intervención medica termina resultando la condición para la salvación o la modificación de esta situación. Es decir, la hipermedicalización de la vida como resultado.

Algo de la publicidad que se hace sobre el Cáncer de Mama termina teniendo como consecuencia la idea de que lo que nos salva de este destino de muerte es la responsabilización de las individualidades de las mujeres en su cuidado personal, lo que arrastra inevitablemente la noción de que 'me enferme por no cuidarme'. Algo bastante complejo con lo que nos encontramos en la clínica y que cuesta mucho deconstruir o rastrear.

En este sentido, se trata de poner un llamamiento, un alerta que lleva a indagar nuestras prácticas. Es lo que permite ir advirtiendo que a veces los resultados no terminan siendo los buscados. 

"Desde el consultorio buscamos dar lugar a como piensan las personas que padecen, qué tratamiento llevar adelante, de qué manera les impacta en términos personales, cómo transitan las consecuencias, interrumpir, frenar, respetar los tiempos. Además se da algo del duelo porque hay algo de la pérdida de la salud. Hay una dificultad muy grande para asumirlo y la aceptación de esto se realiza muy lentamente. Es una enfermedad que tiene muchas aristas de salida y potencialidad de lazos entre quienes la han padecido. Las mujeres, al encontrarse, lo transitan con mayor fortaleza. Aunque la grupalidad no siempre en la indicación, tiene mucha relevancia", cerró.

En primera persona

En junio de 2022, Painé se palpó su mama derecha un bulto bañándose y en cuestión de semanas -y estudios mediante- fue diagnosticada con Cáncer de Mama a sus 32 años. "Si bien se habla mucho sobre la enfermedad, nunca me imaginé que me podía pasar a mí. Mi primera reacción fue contarlo a mi entorno porque decirlo da la posibilidad de asimilar y pensar con otros es mas enriquecedor que hacerlo en soledad". Luego de cuatro meses de quimioterapia, la periodista recordó que apenas recibió la noticia tuvo "la necesidad de buscar atención psicooncologica". "Fue muy importante encontrar a un profesional para generar herramientas nuevas porque el diagnostico cae como una bomba y destruye todo a su alrededor. La enfermedad me hizo poner el ojo en la calidad de vida que llevaba y en la necesidad e ir mas despacio", cerró.

Un trabajo en conjunto

Por su parte, el doctor Cristian Micheri -del Instituto de Oncología- explicó que "al principio, el oncólogo trabajaba solo y con lo años entendimos que había que conformar un equipo de trabajo que incluya al medico especialista en cuidados paliativos -el famoso medico del dolor- que aborda más el tratamiento sintomático en aquellos pacientes que llegaban con la enfermedad avanzada. En ese abordaje interdisciplinario luego aparece el rol del psicooncólogo, un psicólogo especialista en oncología. El trabajo en conjunto aporta muchísimo desde el conocimiento porque desde una forma muy temprana uno puede derivar al paciente para que el especialista haga una evaluación y poder trabajar así sobre los temores y sobre el tratamiento".

Asimismo, subrayó que "muchas veces los oncólogos nos encargamos de la parte técnica, terapéutica, y el psicooncólogo nos ayuda porque a veces el paciente no entendió algo del tratamiento y entonces ahí volvemos a explicarle. En ocasiones nos encontramos con resistencia por parte de los pacientes porque dicen 'yo tengo mi propio psicólogo' pero el abordaje no es el mismo. El trabajo del psicooncólogo esta orientado hacia el diagnostico y el entorno. La idea es ponerle a cada cosa nombre y apellido y que el paciente pueda ser consciente de las decisiones que toma".