Algunas vacunas para combatir el coronavirus contienen escualeno una sustancia usada como adyuvante o suplemento de fármacos para incrementar la reacción inmune del organismo. Esta sustancia se obtiene principalmente del aceite de hígado de tiburón. La producción masiva de estas medicamentos incrementa el riesgo de una especia que ya se encuentra amenazada por las prácticas predatorias del hombre.

La organización Shark Allies, organización dedicada a la conservación de tiburones, precisó que hasta tres millones de ejemplares son capturados cada año tan solo para obtener la mencionada sustancia. Se estima que se necesitarían alrededor de medio millón de ejemplares para obtener una cantidad suficiente como para producir las vacunas necesarias que permitirían inmunizar con dos dosis a toda la población del planeta.

El escualeno es una sustancia orgánica usada como adyuvante o suplemento de fármacos para incrementar la reacción inmune del organismo, obtenida del aceite de hígado de tiburón. En este marco, y a partir de la puesta en conocimiento de su uso para la producción de algunas de las vacunas en proceso de testeo para combatir el COVID-19, los activistas hicieron un llamamiento para desarrollar métodos alternativos de producción que permitan reemplazar el escualeno de los tiburones, por otros que pueden ser elaborados a partir de otras fuentes, como el azúcar de caña o las aceitunas.

En un comunicado oficial, Stefanie Brendl, fundadora de Shark Allies, aseguró que no prvilegia la seguridad de los tiburones sobre la pandemmia: “De ninguna manera estamos dando prioridad a los tiburones sobre la salud humana, pero simplemente tenemos que preguntarnos por qué las fuentes de escualeno más sostenibles no se están considerando como una opción”.

En muchas especies de tiburones, del 50% al 80% del peso de su hígado es escualeno. Esto permitiría a obtener unos 300 gramos de esa sustancia con un único espécimen. Una cantidad suficiente como para unas 30.000 dosis de vacunas.

Este componente en el hígado del animal lo ayuda a controlar su flotabilidad. Las empresas que van en su busca lo hacen en aguas profundas porque de los tiburones que allí se encuentran se obtiene una mayor concentración de escualeno. En este terreno Shark Allies ha detectado más de 50 especies que son target perfecto por el valor de sus hígados. Todas ellas vulnerables o en peligro de extinción de acuerdo a la enumeración publica que realiza la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.