El final abrupto y veloz de una chica de 22 años contagiada de covid 19 que murió entre las dificultades de conseguir atención médica estremece la escena santafesina de la pandemia.

Lara Arreguiz murió por un cuadro de pulmonía bilateral fulminante que la apagó de un día para el otro. Y cuando acudió por atención médica no halló cabida, tuvo que esperar acostada en un pasillo de hospital, y deambular en busca de una cama, hasta que falleció en el viejo hospital Iturraspe de Santa Fe. Tenía 22 años y era estudiante de la carrera de Veterinaria, de la Universidad Nacional del Litoral.

Lo que sigue es el relato de Alejandro Arreguiz, padre de la joven, al sitio Info Mercury: "Lara era insulino dependiente. Vivía sola en Esperanza, en un departamento que le alquilamos para que curse sus estudios en la Facultad de Veterinaria, ella amaba a los animales. El jueves de la semana pasada, al volver del gimnasio, se bañó y se sentó cerca de una estufa porque hacía frío. Justo en ese momento chateó conmigo, le pregunté cómo estaba y me dijo que tenía mucha tos, que seguro le hizo mal el calor de la estufa. Pero al día siguiente seguía con tos y llamó a su mamá para que la vaya a buscar. La trajimos a Santa Fe y la mamá le hizo unas nebulizaciones y unos pafs, pero seguía ahogada. La llevamos al protomédico, ya que en los sanatorios si caes con síntomas ni te atienden. En el protomédico la sentaron en una silla de ruedas como 4 horas porque no había camas, le hicieron placas y dieron turno para el domingo hisoparla. La llevamos de nuevo a casa", contó Arreguiz.

Lara Arreguiz tenía 22 años, una joven víctima del coronavirus. (foto Pueblo Regional)
Lara Arreguiz tenía 22 años, una joven víctima del coronavirus. (foto Pueblo Regional)

"Lara tenía covid. Las placas dieron pulmonía bilateral, en solo dos días era impresionante como avanzó y le tomó ambos pulmones, por eso se ahogaba. Ahí nos dijeron que la llevemos a casa y que sigamos con nebulizaciones, que consultemos en el Iturraspe si había camas. Fuimos a casa, y se volvió a ahogar. Así que fuimos al nuevo Iturraspe y estaba lleno de gente, nadie nos atendía, hasta que ella se descompensó y cayó al suelo. Ahí fue cuando un médico o enfermero que pasó, la levantó y se la llevó a la guardia. Ahí le administraron oxígeno y se calmó".

"Pero nos dijeron que no había camas, así que estuvo hasta las 21 en la guardia hasta que nos avisaron que en el Iturraspe Viejo había una cama para ella, la llevaron en ambulancia para allá y la pusieron en una sala común covid. Al día siguiente la pasaron a una sala intermedia para controlarle la insulina mediante una bomba de hidratación para controlar los niveles de azúcar".

"Las enfermeras nos decían que nos tranquilicemos, que ella era una chica joven y fuerte. Yo la iba a visitar todos los días, solo 15 minutos mediante una ventana, muy duro verla ahí sola sin poder hacer nada. La mamá estaba aislada con covid y no podía visitarla. El jueves me mandaron un mensaje desde el Hospital preguntando si no quería ir a verla un ratito, me pareció raro, olía que algo malo podía estar pasando. Ella era súper pegada a mí, me había pedido que le lleve manzana rallada, una musculosa y una toalla. Así que preparé un bolsito y me fui para allá. Cuando llegue estaba de costado, muy mal, con una máscara de oxígeno. Me miraba y me hacía señas que estaba ahogada. Cerraba sus ojitos, yo me quebré, no podía verla así. Vinieron unos enfermeros y me dijeron que ella me tenía que ver bien. Que me vaya a casa y que le avisaban novedades a su mamá".

"Cuando llegue a casa, le avisaron a ella que la habían pasado a terapia y la habían entubado. Ahí el mundo se me vino abajo. Nos volvieron a decir que nos quedáramos tranquilos, que era joven, que iba a salir adelante", narró el papá de la chica.

Todo se precipitó el viernes pasado. A la madrugada el personal médico avisó a la familia Arreguiz que Lara había fallecido. 

"Era un ángel, una chica sin maldad. A mí se me murió un hermano, pero mi mamá siempre me decía, no hay dolor como la muerte de un hijo, y es así, tal cual, un dolor en el alma que asfixia. Conmigo era seria, medio seca, pero yo se que me amaba, ella era mi debilidad", concluyó el doloroso relato del hombre.

"La gente no entra en razón de lo que está sucediendo —dijo por último–. Muchos dicen que todo esto es mentira. Pero cuando te toca en carne propia hay que vivirlo y es lo peor que te puede pasar estar de hospital en hospital con un ser querido y no tener una cama o un médico que te ayuden. Espero que lo que nos pasó sirva para concientizar a la gente, que esto le puede pasar a cualquiera".