Si bien es poco y no alcanza, no viene nada mal. Tras las copiosas lluvias del último fin de semana, el río Paraná mostró una mejora en sus cotas. En el Puerto de Rosario creció unos 12 centímetros en un día y alcanzó los 0,32 metros. Mientras que en Entre Ríos, en el Puerto de Diamante la recuperación en un día fue de 16 cm. Ante este panorama y la ayuda de estas lluvias en la región, se prevé que en las próximas horas el nivel siga en un repunte incluso más importante.

Este repunte repentino ocurrió gracias a las lluvias locales que se registran en la región. Tal fue su aporte que entre el viernes, el sábado se registró casi 90 milímetros en Rosario y más de 140 milímetros en la ciudad de Santa Fe. Estas importantes y esperadas lluvias abren un horizonte próspero para la recuperación de la flora de la región y el nivel de los espejos de agua, tras dos largos años de sequía y bajante extraordinaria del río Paraná.

En cuanto a esto, el Instituto Nacional del Agua (INA), en su informe semanal publicado el viernes, sostuvo que las variaciones hidrométricas para los próximos días en los puertos más importantes de la Cuenca Media/Baja del río Paraná, podrán mostrar mejoras en su altura. Además aseguró que las lluvias locales favorecen a la recuperación del río, el INA advirtió que implicará para que esto suceda la descarga operativa especial desde la represa de Itaipú que se realiza desde este domingo 6 y 12 de marzo.

El crecimiento se sostiene pero no alcanza

Si bien el río Paraná mostro mejoras en los últimos 15 días, se espera que hasta mediados de otoño continúe la bajante histórica que comenzó en marzo del 2021 y provocó cambios en la vida ambiental, económica, productiva y social.

"No se observa una tendencia definida hacia la normalización, se muestra la persistencia del déficit hídrico y una tendencia desfavorable que persistirá durante lo que resta del verano y la primera mitad del otoño", advirtió el INA en un reciente comunicado.

La bajante afectó la fauna íctica al dejar seco el valle de inundación (donde los peces se refugian, alimentan, reproducen y crecen); produjo inconvenientes en el riego de cultivos y complicó las producciones industriales que necesitan captar agua.

También acrecentó los problemas de incendios en las islas y los de contaminación del agua, ya que se redujo la capacidad del río de dilución de los afluentes crudos o industriales.

Las barcazas comerciales "tuvieron que adecuarse a transportar mucha menor cantidad", lo que ralentizó la navegación y puso en crisis la producción", expusieron los especialistas.