Álvaro Arroba y Gonzalo García Pelayo son también responsables de la productora cinematográfica Gong, que se planteó rodar once películas entre abril de 2021 y 2022, entre ellas una argentina llamada "Arde", una ficción experimental con actores no profesionales inspirada en Isabel Sarli y Armando Bó, "no se trata de reproducciones de sus películas sino de un homenaje con algún vuelo psicodélico", asegura Arroba.

Los once títulos del proyecto son "Dejen de prohibir que no alcanzo a desobedecer todo"; "Ainur", hecha en Kazajistán; "Así se rodó carne quebrada", making off que incluye escenas porno; "Alma quebrada"; "Chicas en Kerala" y "Tamileando ando", ambas filmadas en India; "Siete jereles", la única documental, sobre flamenco en Jerez de la Frontera; "Pensamiento insurrecto"; "Tu coño"; "El otro lado de la realidad" y "Arde".

"Si las cosas corren como esperamos estaríamos para el Bafici (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) que se hará del 20 de abril al 1 de mayo", agrega Arroba, programador de ese encuentro, uno de los más importantes de Latinoamérica en su género.

García Pelayo y Arroba se conocen desde 2012, después de que el crítico y programador de cine incluyera "Vivir en Sevilla" en el listado de filmes favoritos que hizo para una revista británica, una película casi desconocida y de una potencia disruptiva formidable para la época en que fue hecha, 1978.

GONZALO GARCÍA-PELAYO. Siete películas en un año

Se trató de una especie de documental sobre la transición española -actores desconocidos, sonido directo e improvisaciones-, sobre la vida de dos parejas vinculadas al arte y la intelectualidad de Sevilla en esos años, que inauguró la trilogía erótica completada por 'Frente al mar' y 'Corridas de alegría'.

"Me acerqué a Gonzalo porque alguien, alguna vez, me pidió sus películas y a mis veintipico años, cuando todavía casi no había Internet, yo era muy bueno consiguiendo películas muy raras, tenía una especie de red cinéfila. Lo identifiqué como el de las ruletas y cuando vi lo que me habían pedido, 'Vivir en Sevilla' y 'Manuela', fue una revelación, era lo que había estado buscando toda la vida", dice Arroba.

García Pelayo, explica su compañero, "era un eslabón perdido dentro de la historiografía de la modernidad cinematográfica española, un cineasta como pensamos que no había habido ninguno, quizá con la excepción de Victor Erice. Muchos cinéfilos buscábamos un cineasta que hubiera asumido todas las nuevas olas de los 60 y 70 -la ola francesa, el cine brasileño, el new cinema británico, el cine italiano de Antonioni- que cambiaran un poco la dirección que iba tomando el cine y evolucionara hacia formas que tienen que ver con rodajes pequeños, la calle, la espontaneidad, con que no haya actores sino presencias: las características que conocemos del nuevo cine".

A partir de ese primer encuentro, que para Arroba "fue un flechazo", consiguieron que las películas de García Pelayo volvieran a proyectarse en festivales europeos, empezaran a emitirse por la tv española y que recomenzara su carrera, "en vez de tener cinco películas hechas, como antes, 10 años después de aquella reunión, al día de hoy, García Pelayo lleva terminados 20 largometrajes y espera rodar cuatro más en los próximos meses: "espero que cuando se celebre el Bafici ya llegue a las dos docenas", dice.

"Llevamos cinco películas producidas que irán saliendo durante el año. La idea es no seguir los cánones del cine independiente que suele ser programado en festivales porque tiene ciertos vicios de formas, cadencias y posicionamientos a veces excesivamente panfletarios. Nos gusta que esté todo un poco más soterrado y que tenga una dosis de salvajismo. Lucía Seles, el cineasta, dramaturgo y músico argentino con el que estamos trabajando, de alguna manera aúna y personifica todo lo que estamos diciendo", se despide Arroba.