La guionista y directora Mara Pescio, quien con su ópera prima como realizadora, "Ese fin de semana", acumuló tres lauros en el último Festival Audiovisual Bariloche (FAB), contó cómo fue trabajar junto a Miss Bolivia en su debut como actriz y adelantó detalles sobre "Barrio modelo", su documental con estreno en noviembre próximo.

"Ese fin de semana" narra la historia de una madre, encarnada por Miss Bolivia, que regresa a su lugar natal y al barrio del que se alejó tras una estafa para firmar un permiso que autorice a su hija a mudarse con su padre, y para recuperar dinero que dejó ahí.

La génesis de la película se dio hace más de 12 años, cuando Pescio, por entonces graduada de la cerrera de Letras en la UBA y sin background en el mundo audiovisual, cursó su embarazo y empezó un guion relativo a ideas e incertidumbres potenciales que una mujer podría atravesar en el contexto de ser madre por primera vez.

"Tardó mucho en hacerse. Era otra persona y tenía otros miedos y preocupaciones. También el rol de la mujer, la maternidad y la sociedad en ese momento era otro, entonces sentía que para mí era interesante trabajar con el tabú de qué pasa si no me banco la maternidad y tengo ganas de seguir leyendo sola sin que nadie me joda: me atravesaba ese tema", explicó sobre el proceso de la película en una entrevista con Télam la cineasta, que colabora hace varios años en guiones para televisión y cine.

En relación con la temática de su filme, en el que la madre decide no criar a su hija, Pescio se explayó y contó que le "habría gustado" hacer la película antes por tratarse de algo relativo a "cómo atravesar la maternidad y cómo puede haber diferentes maternidades".

Ese fin de semana, de Mara Pescio, con Miss Bolivia - Trailer

- ¿Cómo surge la colaboración con Miss Bolivia, una no actriz?

- Mara Pescio: Quería que el papel fuera para una cantante, que le costara pero que en escena tuviera un brillo y poder escénico que no tuviera en el resto de la película. Que fuera un personaje muy cerrado y que el único momento que se expresaba y expandía era el momento escénico, que fue brevemente al principio de la película. En su momento, a mi hija le gustaba y me resultó interesante su muy fuerte presencia escénica. Tuvo una buena recepción tras leer el guion y una manera muy generosa de participar. Me habría gustado un mayor tiempo de ensayos, pero así son los presupuestos mínimos. Y en el rodaje nos agarró la pandemia: hubo tres semanas, una brecha de nueve meses y seguir. Un delirio. Sobre todo para Irina Misisco y Laura Kramer, que son tan pendejas y se les nota mucho que empiezan a transformarse en adultas, con otras cara y expresiones. Lo bueno de haber hecho mucha tele es que tuve la cintura para modificarlo.

- ¿Por qué creés que fuiste distinguida con el premio de Género de DAC?

- MP: Me dijeron que va por el lado de que había interesado una maternidad en la cual no se juzgue a una madre ni se la negativice cuando decide dar un paso al costado, y cómo esa situación sigue significando una maternidad, atravesada por otros. Porque la protagonista no es una mala persona; mala madre es otra cosa. A mí me atravesaba ese tema: si no podía llegar a sostener ese vínculo, mientras haya alguien que contenga... Me gustan esos personajes más contradictorios. Me habría interesado hacerla antes porque quizá era un tema que hace diez años tocaba de otra manera. Ahora, por suerte, uno se lo empieza a replantear mucho más y no está tanto ese dogma de ser una buena madre, qué hay que relegar para serlo o qué es ser una buena madre.

- ¿Cómo te resultó pasar de guionista a dirigir por primera vez? ¿Qué fue lo más complejo?

- MP: Le tenía ganas y miedo. Me encantaría pensar que voy a hacer más ficciones pero tengo que admitir que me siento más cómoda ahora que hice un documental, con algo más acotado. Me gustó muchísimo la experiencia, con las actrices, el lugar, el espacio y la gente, y la quiero repetir pero siento que en este momento la quiero repetir vía el documental. No me hallo en el rol de directora en términos de jerarquías. Lo más difícil fue pasar del papel a la escena: me había hecho un storyboard pero la trasladarlo me mató, no entendía cómo aplicar la misma puesta que había pensado a un espacio que era otro. Recuerdo que salía para llorar y volvía. Me ayudó mucho la directora de fotografía y el asistente de dirección, que tenían mucha experiencia y mucha onda con la gente. En la primera etapa fue un abismo, en la segunda ya fue otra cosa. Tuve que lidiar y dialogar con lo que soy como realizadora: por ahí a nivel teórico tengo encima muchas películas vistas y me gustan mucho los documentalistas belgas pero después no tiene que ver mucho lo que hago. Tuve que entender que quizá tengo un bagaje teórico que no se corresponde con el práctico. Entonces tuve que entender que pude haber visto muchas pelis y leído mucho pero acá estaba novata.

- ¿De qué se trata el nuevo documental?

- PS: Se llama "Barrio modelo" y se estrena en noviembre. Tiene que ver con una novela inconclusa que escribió mi tía sobre la gente que trabajaba en una edificación en Villa del Parque. Más de 50 años después, trato de encontrar a esa gente y filmarla para ver el paso del tiempo: es un poco sobre la vejez. También sobre mi tía y mi familia, que venía del PC y por suerte el partido en Italia me pasó material de Pasolini, así que tengo cosas de ese palo y fui armando un collage.