El documental "Nosotras también estuvimos", de Federico Strifezzo, que mañana llega al cine porteño Gaumont y al Espacio Incaa de la localidad cordobesa de Villa María, narra el reencuentro de Alicia Reynoso, Stella Morales y Ana Masitto, tres de las 14 enfermeras que atendieron a los heridos en Malvinas desde un hospital móvil ubicado en Comodoro Rivadavia.

Estas tres enfermeras volvieron a esa ciudad de Chubut 37 años después para contar sus historias frente a la cámara y develar la tarea que cumplieron durante la guerra de 1982.

"Una vez las acompañé a un desfile militar en Buenos Aires y un oficial superior las intentó echar del desfile diciéndoles que no podían participar porque no eran veteranas de Malvinas. Justo lo filmé y después lo subimos a las redes sociales y tuvo mucha repercusión y se escribieron algunas notas sobre eso”, apuntó Strifezzo en marzo pasado cuando el filme tuvo su lanzamiento online y algunas funciones.

Trailer Nosotras también estuvimos

El cineasta recordó que “ellas igualmente desfilaron porque no les importa nada y la gente las aplaudió. Antes de comenzar el rodaje, ya habíamos vivido muchos momentos fuertes como ese".

Para el director y guionista el silencio sobre estas enfermeras obedeció que “se trató de mujeres en un contexto militar que fueron testigos de lo peor de la guerra. Ellas, como enfermeras, vieron en primera persona a los muertos, los heridos, a los chicos con los pies congelados por no tener un buen calzado, a los que estaban mal alimentados”.

“No solamente no las quisieron escuchar, cuando en realidad hubieran sido una voz muy valiosa en 1982, sino que también las quisieron silenciar. Ellas -señaló- vienen de esa sociedad en la que la mujer tenía un rol mucho más rígido y definido, y mucho más hacia el interior de una fuerza militar”.

- ¿Pensás que la película ha logrado en ellas liberar algo de la angustia y el dolor del olvido?

- Federico Strifezzo: La propuesta tenía que ver con algo de sanar y de darles la palabra. Con compartir un viaje con ellas, así como estuvieron, ataviadas con el mismo casco y el mismo uniforme. No hay mucha más gente que hable en el documental. Es verlas caminar por los mismos lugares adonde no habían vuelto. El planteo fue ese: intentar sanarlas a ellas que, como enfermeras, habían sanado a los heridos durante la guerra. Hubo muchos momentos de emoción y catarsis a lo largo del rodaje, como en la secuencia donde ellas se encuentran con el lugar donde había funcionado el hospital. Un momento totalmente mágico, porque ellas caminan directamente hacia ahí, creo yo que dirigidas por el pasado. Estaban desorientadas, pero seguían caminando para ese lado. Hubo muchos otros momentos, en los que llorábamos detrás de cámara, el camarógrafo, el sonidista y yo. Así fue el clima de la filmación.