Este lunes por la tarde representantes del sector panadero de Argentina se reunirán en Rosario para debatir la crisis que el sector atraviesa desde el año pasado. El panorama es complejo y no promete mejorar, al menos en lo inmediato. 

De acuerdo con el máximo referente sindical de los trabajadores de ese rubro en la ciudad, Gerardo Di Cosco, las ventas cayeron entre un 20 y 25 por ciento y se redujo otro 20 por ciento la cantidad de trabajadores formales.

“Es un hecho histórico en el sector. Es una industria que nunca expulsó al trabajador”, lamentó el gremialista. El broche de oro de la crisis fue el cierre de espacios de fabricación, algunas veces atados al propio local con venta en mostrador. La principal causa del cambio en la realidad de las fábricas fue el aumento de los servicios que necesitan para hacer el pan de cada día.

A lo anterior se sumó la baja en el consumo. Según describió Di Cosco, la resignación capturó al comprador, que llega con los “bolsillos agujereados”. Como llega con el mismo dinero y los productos aumentaron entre un 8 y 12 por ciento se lleva menos productos.

Sobre la avanzada de la informalidad en el sector, el gremialista recordó que a fines del 2016 el Ministerio de Trabajo hizo varios relevamientos con similares resultados: de cada 100 empleados 70 no estaban registrados.