Alberto Fernández no se baja. Sigue en modo campaña aunque su entorno insista que aquel spot en redes donde critica duramente a Mauricio Macri, sólo sea un video de “comienzo de año” como aseguró la vocera Gabriela Cerruti. Si se lo piensa bien, podría ser una estrategia que redunde en beneficios para el peronismo: Alberto arrastra la marca, recibe las críticas más feroces de la oposición y con Cristina Kirchner corrida de escena; el verdadero candidato oficial -Sergio Massa- teje y desteje en las sombras hasta que llegue la hora de subir al escenario. 

Pero hay muchos elementos para pensar que no se trata de una movida ideada previamente. El presidente decidió fortalecerse en su último año de mandato aunque en los papeles previos no cuente con ninguna posibilidad de reelección. Para eso ensaya una épica de gestión vinculada a la actuación frente a la pandemia y le dió un impulso impensado al Juicio Político a la Corte Suprema de Justicia que le saca una sonrisa a la vicepresidenta y a La Cámpora.

Trata de recostarse en los gobernadores a falta de estructura propia, aunque no consigue convocar a todos. Luchará hasta el final, ese es el mensaje. Aunque Daniel Scioli tenga más chances de ser el candidato nuevamente impulsado por Cristina si Massa mantiene su negativa a participar de la contienda presidencial. 

Eso es lo que querían saber estos días los empresarios más poderosos del país que se reunieron en la mansión de Eduardo Eurnekian. El empresario empuja a Massa desde que terminó la secundaria, más o menos, y como al resto del establishment se le hace difícil pensar que un hombre con el poder que tiene hoy el ministro de Economía se autoexcluya de la pelea por el premio mayor. 

Cuenta el periodista Diego Genoud que en ese encuentro privado Massa volvió a ser tan tajante al respecto como lo había sido en público cuando lo retó a Ignacio De Mendiguren cuando lo postuló de prepo. “No me suban a ninguna carrera que no sea la carrera de ir por la baja de los precios”, dijo Massa que sabe muy bien cómo poner cara de enojado. 

En lo de Eurnekian dicen que les dijo al Grupo de los 6 “tengo la cédula a mi favor”, en referencia a la cédula de identidad que acredita que apenas tiene 50 años y puede esperar un próximo turno electoral. Como sea es el hombre del momento y no hay manera de ocultarlo. Es el único que podría ganarle a Horacio Rodríguez Larreta si se dan las circunstancias. 

No hay encuesta que no marque esa realidad por más que falte mucho camino por recorrer todavía. Es cierto que su idea de generar una expectativa centrada en que el número del Indec de diciembre tuviera “un cuatro adelante” no se concretó, pero sabe que la inercia inflacionaria encontró un freno aunque sea débil. 

Los salarios no alcanzan pero la mayoría de las paritarias lograron empatarle a los precios pero ni siquiera empezó el camino de la recuperación salarial real, el poder de compra de los trabajadores. La inflación como fenómeno global es una explicación que no alcanza para Argentina que se enfrentó a ese contexto con un 50% de suba de precios anual. 

Como todos los países, la duplicó en el año que se fue, pero partiendo de una base altísima. Si como creen en el gobierno, el 2023 terminará con 60 puntos de inflación, por la extensión de los acuerdos con empresarios y sindicatos, además de la macroeconomía y la solidez que puedan mostrar los números internos y externos, se estará disputando en otro terreno. Por ahora Javier Milei sigue acechando a un costado y todos lo miran de reojo, pero a ciencia cierta nadie sabe qué puede hacer la gente a la hora de elegir.