Esta vez no hubo margen para seguir a Caba, Córdoba, Mendoza y Corrientes. El gobernador Omar Perotti dispuso que esta semana las clases seguirán siendo virtuales en Santa Fe. No era para menos, no hay margen en el peor momento de la pandemia con una saturación de camas críticas que no cedió en todos estos días. No quiere decir que los distritos antes mencionados estén mucho mejor, pero tienen mayor intensión de despegarse de las disposiciones nacionales. El gobernador santafesino y el intendente de Rosario Pablo Javkin ya lo intentaron en el anteúltimo DNU del presidente Alberto Fernández, las cosas no salieron bien y después de eso los directores de hospitales se pusieron firmes en sus pedidos de mayores restricciones para aliviar la carga del servicio de salud.

Con los muertos y contagios multiplicados en los últimos días, el falso debate de presencialidad escolar sí o no, también se fue desvaneciendo entre los grupos de padres que tienen dificultades para organizar su vida familiar y les preocupa genuinamente la educación de sus hijos. Muchos comprendieron que primero tiene que haber vida, para poder organizarla. Y también que no hay manera de que la educación no salga resentida en medio de esta tragedia sanitaria global.

Ni Perotti ni ningún otro gobernador pueden despegar además sus decisiones de la orientación política que fogonean desde hace más de un año diversos sectores de la oposición que boicotean permanentemente las medidas de cuidado que dispone el gobierno nacional. Sectores que festejan en secreto sus amargos y breves triunfos cuando el país enfrenta alguna dificultad para hacer retroceder al coronavirus.

Con todo, los que hoy tienen responsabilidad de gobierno en cualquier nivel deberían saber que sus acciones no se juzgarán por semanas, como las evaluaciones epidemiológicas, sino al final del camino. Cuando el virus sea neutralizado en la mayoría de sus aspectos. Como en cualquier pandemia, el éxito pasa por la minimización de los estragos y eso se consigue -también como sucedió históricamente- vacunando. Y las dosis están llegando y la gestión de esas vacunas en la provincia sí es un logro para exhibir: El proceso es rápido, sencillo y amable en la medida que el flujo de frasquitos no se detiene.

Mientras tanto, de costado, atrás de una cortina y sin demasiadas estridencias comienza a organizarse el mapa electoral santafesino. El propio Perotti armó su espacio interno en el peronismo a sabiendas de que necesita un sello que encolumne detrás de su gestión para poder decidir candidaturas. “Hacemos Santa Fe” tiene más pinta de sublema que de corriente interna del PJ pero para el gobernador que descreyó siempre de los armados partidarios es una demostración de que no tiene margen para no ser protagonista en estos comicios de medio término, como en el pasado eligió no serlo cada vez que no jugaba su propia candidatura. ¿Hasta dónde llegarán sus intenciones? Habrá que esperar para saberlo. En principio todo parece armado para hacer fuerza por su hombre de confianza, Roberto Mirabella que ya se mueve como candidato para ir por la reelección en el Senado Nacional. La lista de diputados quizás no tenga sello perottista nuevamente. Sí las comunas y las concejalías, para compensar una posible nacionalización de los comicios y equilibrar con la provincialización de algunas disputas electorales.

A todos los peronistas, aún a los que están fuertemente enfrentados en Santa Fe, les preocupa lo mismo: El debilitamiento del espacio de tercios que derivó tras la muerte del gran elector socialista Miguel Lifschitz. Nadie en el PJ quiere un Central-Newell´s o un Colón-Unión con un rearmado de Juntos por el Cambio. Enfrente por ahora todo sigue como entonces. Nadie saca los pies del plato para la disputa provincial. Los cargos nacionales serán otra cosa y muchos radicales ya se prueban ropajes que hace rato tienen ganas de ponerse.