La discusión por el reparto de los fondos para obras públicas en Santa Fe, tiene más que ver con la política electoralista que con la construcción o la arquitectura en sí. El primer dardo lo lanzó la concejala socialista Verónica Irizar con números en la mano: “Rosario recibe un 41% menos de recursos para obras este año 2021”. Lo curioso es que el intendente Pablo Javkin no lo haya notado, siendo el jefe político de la ciudad. O, que no diga nada al respecto. También sería raro. Pero poniendo que las cifras sean comprobables, también es materia opinable. Por más que Miguel Lifschitz le haya contestado al gobernador Omar Perotti con un tuit: “’No son críticas del socialismo’ sino datos concretos y comprobables del presupuesto. Los números cantan claro”, disparó en redes el jefe de la oposición en Santa Fe. Perotti había dicho que ver los números sin el contexto de emergencia “es equivocado y roza la falta de buena fe”.

Como sea, a cada señalamiento hay una respuesta que parece convincente. ¿Por qué no terminaron el hospital Regional Rosario que hoy sería muy útil para la pandemia?, pregunta el socialismo. Porque habría que invertir 4 mil millones de pesos para terminarlo, ni los servicios básicos llevaron hasta allí. En medio de la interna socialista que enfrentó a los dos ex gobernadores del Frente Progresista, esa gran obra quedó parada, lanzan desde el peronismo.

¿Por qué no se invierte más en Rosario? -cuestionan unos. Porque invirtiendo en otras regiones también se puede beneficiar a Rosario: Ejemplo, el hospital Gamen de Villa Gobernador Gálvez -que hace años gobierna también el Frente Progresista- ni maternidad tenía. Ahora se está haciendo indicó el ministro de Gobierno Roberto Sukerman y agregó que más gente ahora se atenderá allí y se van a descomprimir los servicios de la salud pública rosarina. Lo mismo por el hospital que se está construyendo en Ibarlucea. ¿Por qué no lo hizo antes el socialismo? Preguntan los peronistas. Y así se podría seguir hasta el infinito.

La gestión de Lifschitz hizo muchas obras a lo largo y a lo ancho de la provincia. Lo cual es muy bueno, pero la administración Perotti asegura que se pasaron todo el primer año pagando las deudas que se dejaron por esas obras y que hubo que tomarse tiempo para renegociar contratos en el caso de los trabajos de la ampliación de Jorge Newbery por ejemplo, o para la continuidad de avenida 27 de Febrero. Hay una continuidad jurídica del Estado que marca que muchas veces la gestión que sigue debe pagar parte de lo que el anterior gobierno había empezado. Pero la política siempre mete la cola. Este año con tan pocas buenas noticias, Perotti se fue a San Cristóbal a inaugurar la nueva y portentosa sede de los tribunales de esa ciudad. Como la obra la comenzó Lifschitz, los dirigentes del Frente Progresista pretendían que sólo estuviera en el acto el ex gobernador y denunciaron que el actual mandatario “se invitó solo”. Otros jefes comunales e intendentes y senadores provinciales de la oposición se enojan cuando no pueden figurar en los actos y dicen que ahora el gobernador “no le avisa nadie que va a ir” a tal o cual lugar. Y así, casi todas las semanas.

Obras son amores, dice el dicho. Pues no siempre, por lo que se ve a veces son odios y rivalidades más que nada. Un detalle que muestra una parte de esta cuestión: En la denuncia de la concejala Irizar también cobró el gobierno nacional. “Es un chiste el presupuesto de Nación para Rosario este año, ni para una cuadra de pavimento alcanza”, dijo la edila. Se diferencia del peronismo provincial pero también del nacional, siguiendo la postura de “tercera posición” del socialismo. Por eso no son pocos los que aseguran que ella será la que encabece la lista de candidatos a diputados nacionales en las elecciones de este año. Un cuadro técnico del socialismo de mucha confianza con Lifschitz y con el actual diputado nacional Enrique Estévez.  

Hay algo que sí parece diferenciar los estilos, sin embargo. “Nosotros enterramos caños que no se ven, pero hacen más digna la vida de la gente”, asegura un experimentado dirigente del peronismo rosarino. Dando a entender que el socialismo se ha dedicado mucho a las obras emblemáticas pero que a veces también hay que hacer de las otras. De alguna forma las disputas pasan, las obras quedan.