Mientras algunos sectores se esforzaban por mostrar todos los días la violencia en Venezuela, como parte de una estrategia de campaña destinada a decirle a los votantes que así íbamos a terminar si Cambiemos no hubiese ganado las elecciones; Brasil sumida en la peor crisis económica e institucional de los últimos 50 años, no era noticia para el oficialismo en nuestro país. Hasta que la corrupción brasileña salpicó a un hombre de primera línea del gobierno de Mauricio Macri: El jefe de la AFI Gustavo Arribas que recibió 850 mil dólares de coimas de Odebrecht según declaró –y ratificó- un arrepentido ante un juez en Brasil.

Pero claro está, Argentina nunca va a terminal como Brasil porque allí hay una justicia que si bien se plegó a los planes políticos de un sector para dar un golpe contra la presidenta Dilma Russef y ungir al presidente de facto Michel Temer; luego siguió investigando en las distintas causas por corrupción para establecer que el “nuevo” gobierno y la casi totalidad del Congreso, también estaban involucrados en las distintas causas que se sustanciaban en los tribunales. Así empezaron a caer los primeros ministros del presidente de facto hasta que una grabación lo puso en jaque al propio Temer. Un presidente que sólo recibió una visita oficial en más de un año de gobierno: La del presidente argentino Mauricio Macri.

Argentina nunca se encontrará ante tal dilema institucional porque los jueces sólo investigan al poder una vez concluidos los mandatos. Es una justicia oficialista y nadie se sale del libreto de la nueva gestión que llega.

Pero el gobierno sigue intentando trasmitir un país de fantasía y la última gira presidencial lo sigue confirmando. El último destino de Macri fue Japón donde para los grandes medios nacionales lo más importante fue que el mandatario y la primera dama fueron recibidos por el emperador Akihito y su esposa en el Palacio Imperial de Tokio, “un lugar al que sólo acceden unos pocos elegidos”.

El relato de Macri indica que el emperador se mostró sorprendido cuando le contó que Argentina tiene un 30 por ciento de pobres. “Ellos tienen una islita que es 70 por ciento roca, viven 120 millones de personas y son una potencia mundial”, se sorprendió el mandatario argentino. No es la geografía ni la naturaleza Macri, es la economía! Podría haberle dicho Akihito.