Treinta y cinco años (escrito en letras para que quede claro) cumplió Lionel Messi este junio del 2022, seis meses antes de conseguir el título que le había sido más esquivo, el más importante de su vida. Luego de 18 años de trayectoria, el rosarino coronó esta temporada una de las mejores actuaciones de toda su carrera, acaso la mejor.

La Pulga rompió todas las barreras y no solo ha maravillado al mundo a través de los años con goles, gambetas y genialidades, sino que ha logrado mantenerse en el más alto nivel durante todo este tiempo. ¿Cuál es el secreto?

Tomando como ejemplo a Cristiano Ronaldo, que ha sido su “máximo rival” desde los comienzos –aunque, opino, es incomparable–, podemos ver que ha sido otro caso similar en cuanto a vigencia sostenida dentro de un deporte. Desde su primer Balón de Oro en 2008, donde Messi quedó segundo, hasta este último año donde parece haber comenzado a perder su nivel, CR7 ha demostrado una capacidad extraordinaria para perdurar en el tiempo, con números que parecen de película. Pero, por otro lado, la realidad es que el portugués, luego de su segundo año en el Real Madrid se ha convertido en un delantero de área puro. Más allá de todas sus cualidades, con el correr de los años, el luso se fue haciendo cada vez más jugador de área, y eso, acompañado de un físico trabajado y privilegiado, le han permitido ser tan determinante durante tantos años.

El caso Messi es completamente diferente.

Con la 30 y el pelo largo, después con la 19 y la vincha, Leo comenzó deslumbrando con su gambeta diabólica, indescifrable. La capacidad de llevar la pelota tan pegada al pie como si fuera parte de su cuerpo fue el foco de atención durante sus primeros años; los cambios de dirección eran tan descollantes que acaparaban todas las miradas. En un equipo bien armado con Ronaldinho como eje, el argentino era el desequilibrio puro, junto a la rebeldía, que fuera de la cancha desaparecía de inmediato.

Messi, el dueño del tiempo

Años después, ya con la 10 de su amigo en la espalda, Messi empezó a convertirse en un delantero mucho más completo: ya no solo gambeteaba a todos, sino que también era un gran definidor. Poco a poco su cuota goleadora fue aumentando, a pesar de contar con jugadores al lado que vivían del gol, y eso fue, en gran parte, gracias a Pep Guardiola, que lo corrió de la línea de cal, lo plantó en el medio, y le dio el liderazgo del equipo.

Desde su debut en la mayor, el argentino nunca paró de crecer y sus cualidades fueron aumentando cada vez más, mientras, no paraba de conseguir títulos con el Barcelona, aunque se le negaban en su país.

Messi, el dueño del tiempo

Con un crecimiento abismal entre 2009 y 2012, años en los cuales se quedó con todos los balones de oro y sin ser nueve rompió el récord de más goles anotados en un año natural con 91 tantos, Messi explotó y se mantuvo hasta 2015, donde sobrepasó los límites y formó el histórico tridente junto a Luis Suárez y a Neymar, dejando de ser un delantero completo para convertirse en un jugador total. La decadencia de Xavi y de Iniesta llevaron a Leo a asumir un rol mucho más participativo en el mediocampo del equipo, aunque nunca dejó de ser decisivo en el área rival.

En 2015 Messi no sólo mantuvo sus números superlativos de goles y asistencias, sino que se hizo cargo completamente del armado de juego, algo que venía puliendo a través de los años. Además de convertirse en un especialista en los tiros libres.

De esa temporada en adelante, el crack argentino ha dejado de ocupar un espacio de tres cuartos de cancha en adelante, y ha pasado a ser un jugador con total libertad para moverse en donde sea, porque su mejor cualidad no es ni su velocidad, ni su remate, ni su gambeta, su mejor cualidad es poder lastimar desde cualquier lugar del campo: sea con una colgada a la espalda del lateral derecho rival, sea con una triangulación en el medio, sea con un remate de afuera, o con un enganche que deje a cinco en el camino y defina mano a mano con el arquero. Messi tiene una cantidad de variables para ser determinante que no ha sido vista jamás, y eso lo hace tan importante y decisivo a pesar del correr del tiempo.

Messi, el dueño del tiempo

Hoy, a sus 35 años, ya sin la misma aceleración que en 2011, ni con el mismo remate de afuera que en 2012, y quizás sin las mismas chances cara a cara con el arquero que ha tenido en toda su carrera, Leo fue extremadamente decisivo en el torneo más difícil de todos. La picardía para recibir en el lugar indicado, acelerar cuando tiene que hacerlo, regular cuando lo necesita, y la mente brillante para lastimar cuándo y dónde su equipo lo precisa, son algunos de los factores por los que el Diez del seleccionado argentino ha sido, sin dudas, el mejor jugador del Mundial de Qatar.

13 años después de su primer Balón de Oro, la Pulga camina a su octavo galardón. Ha quebrado cualquier tipo de barrera y demuestra, día a día, que sigue siendo el mejor, en todos los aspectos, a una edad que la mayoría de los futbolistas ya se están retirando. El verdadero secreto de Messi no es que domine el fútbol o el deporte en general, la verdad está en que domina el tiempo, Messi es el dueño del tiempo.

Messi, el dueño del tiempo