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Desde finales del año pasado, con la asunción del nuevo gobierno, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), dependiente del Ministerio de Hacienda y Finanzas de la Nación, suspendió la publicación del Índice de Precios al Consumidor Nacional urbano (IPCNu), sospechado de arrojar cifras adulteradas sobre la estimación de la inflación en Argentina.

A tan sólo siete días de asumir la dirección del Indec, Jorge Todesca, afirmó que en "dos semanas" el gobierno podría divulgar un nuevo índice de precios “creíble pero provisorio”. Pero una solución tan sencilla e inmediata chocaba con la gravedad de las acusaciones a la gestión anterior y la complejidad que presenta estimar la inflación a nivel nacional. Fue así que Graciela Bevacqua, referente técnico del Índice de Precios al Consumidor (IPC) hasta el año 2007, fue nuevamente desplazada de la entidad.

Finalmente, el director del Indec dio a conocer el IPC de mayo de 2016, que arroja un incremento del 4,2% respecto del mes anterior, declarando que “estamos dejando atrás de manera clara y definitiva un período de adulteración, de violación del derecho a la información, uno de los principios de la democracia”.

La pregunta inmediata que cualquiera puede hacerse es: ¿Por qué motivos el nuevo IPC es creíble y refleja mejor la inflación nacional que los anteriores índices emitidos por la misma entidad? El hecho de que lo realice un nuevo gobierno, que dé una cifra cercana a lo que se estiman otros organismos y que “deje atrás” un período cuestionado, pueden ser argumentos válidos para quien los esgrime, aunque no suficientes para quienes esperan los fundamentos técnicos y metodológicos del caso.

Si fuera por los técnicos que han participado de la creación del nuevo IPC, aquellos que cuestionaron la transparencia del índice anterior luego del desplazamiento de Graciela Bavacqua en el año 2007, bien podrían hacerlo ahora, en vista de que esta persona fue removida de su cargo en febrero de este año por el gobierno de Mauricio Macri, en un hecho polémico y de motivos poco claros.

Sea cual fuera el gobierno de turno, no es prudente desacreditar las cifras oficiales echando un manto de sospechas sobre los responsables políticos de generarlas y divulgarlas. Por tal motivo, no resulta suficiente que el actual director anuncie “el fin del ocultamiento” para reestablecer la credibilidad y consistencia de las estadísticas oficiales. Para ello, es imprescindible que la metodología que se use sea apropiada y que el relevamiento de datos refleje de manera representativa la amplitud de situaciones que configura el consumo nacional; la participación interdisciplinar de académicos y especialistas en el tema es un aspecto importante que debe considerarse si se quiere recuperar la confianza perdida.

En términos metodológicos, y como ya lo han manifestado especialistas en el tema, el nuevo IPC presenta varios déficits a la hora de estimar el incremento generalizado del nivel de precios en todo el país; o sea, la inflación en argentina. Para sintetizar, se puede destacar que la canasta de bienes que utiliza para seleccionar los precios a ser relevados, corresponde a la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGH) realizada en 2004-2005, desechando la ENGH que se realizó en los años 2012-2013 que, desde luego, resulta mucho más representativa del consumo actual de la población.

Adicionalmente, el IPC “Todesca” refiere a las variaciones de precios registradas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los 24 partidos del Gran Buenos Aires, mientras que IPCNu relevaba en localidades de 5.000 y más habitantes, según seis canastas de bienes para cada una de las regiones geográficas (Metropolitana, Pampeana, Noroeste, Noreste, Cuyo y Patagónica), representando de manera más abarcadora la realidad de todo el territorio nacional.

Es importante que el Indec proporcione el sistema completa de indicadores oficiales y que se despejen las dudas sobre la veracidad de las cifras, divulgando las metodologías de cálculo y publicando los datos de origen. La transparencia y seriedad de las estadísticas oficiales no se logra sólo con discursos mediáticos.

Esteban Guida

fundacion@pueblosdelsur.org