El plan anunciado por el presidente Mauricio Macri el lunes 1º de Mayo, en el marco del acto del Día del Trabajador, "empalma” perfectamente con el Programa de Inserción Laboral que implementó el gobierno de Cristina Fernández durante su gestión. Este último consistía en incentivos económicos a las empresas que decidieran incrementar su dotación de personal, y estaba dirigido a desocupados pertenecientes a distintos programas de empleo del ministerio homónimo (Jóvenes con Más y Mejor Trabajo, Seguro de Capacitación y Empleo, Progresar, entre otros).

El decreto 304 publicado este miércoles en el Boletín Oficial, oficializó el subsidio a aquellas empresas que contraten a personas beneficiarias de “planes sociales”, que presentó como novedad el jefe de Estado días atrás. Lo que hace el decreto del presidente es incluir en el mismo Programa a los beneficiarios de asistencia social por parte del Ministerio de Desarrollo Social.

En tal sentido, el anuncio se erige más como una estrategia para afrontar la conflictividad social que emergía en el contexto de un Día del Trabajador con cuatro actos de protesta ante la situación que atraviesa el mundo laboral en Argentina desde que asumió el gobierno de Cambiemos.

Los datos de empleo privado registrado publicados por el Ministerio de Trabajo muestran que entre febrero de 2016 y febrero de 2017 se perdieron más de 23 mil puestos laborales, con pérdidas muy superiores en la industria (-43 mil).

Lo que se suma a los datos del Indec sobre desempleo, cuyos resultados se deben más a una caída de la tasa de actividad por el desaliento ante el estancamiento de la actividad económica, que a mejoras de la situación laboral.

Por otro lado, las retrasadas negociaciones paritarias, por las presiones del Gobierno nacional que pretende que los incrementos salariales se negocien por inflación futura, sin considerar la pérdida por inflación pasada, suman problemas a los asalariados que sufren la caída en el poder adquisitivo (alrededor del 6% en 2016). Asimismo, las negociaciones se pretenden sobre una inflación futura subestimada, en torno al 18%, cuando los indicadores de inflación ya alcanzan el 6,2% en tan sólo un trimestre.

Todo esto tiene lugar en el marco de una economía que no termina de repuntar, más allá de los esfuerzos realizados por el gobierno nacional en un año electoral, con las inversiones en obra pública. El último dato publicado de actividad económica presentó la peor caída en lo que va de la gestión Macri, con un -2,2% respecto a enero de 2017.

Así, el Plan Empalme, además de poco novedoso, se vuelve poco efectivo, ante una economía estancada, con un consumo deprimido, donde las empresas difícilmente lo encuentren como un incentivo para contratar mano de obra.